No creo que Enrique Ginés haga mutis por el foro y se retire. Sus 50 años al frente del invento Discomóder son una etapa y un logro más, de los muchos obtenidos, en su larga y fecunda vida. Él está hecho de otra pasta muy diferente a la de la mayoría de seres humanos.

Le conocí en los inicios de mi vida periodística, en Radio Popular de Valencia, comienzos de la década de los 70, en el tardofranquismo, haciendo yo pinitos de colaborador. Su programa Discomóder rompía todas las cifras de audiencia, cuando ésta se medía prestando atención a lo que escuchaban en sus radios los taxistas, los talleres, las fábricas, los almacenes de naranjas, las amas de casa y la población estudiantil. No había otra forma de saberlo. Los pesos pesados de la música nacional e internacional que actuaban en estas tierras o venían de promoción lo primero que hacían al llegar a Valencia era parada y fonda en Discomóder y en casa de Enrique.

Igual llegaba por allí Julio Iglesias que Raimon. El cantante de Xàtiva se quejaba de que le prohibían actuar en todas partes, pero en Discomóder era habitual verle y escucharle. No tenía miedo Ginés a la censura de Información y Turismo ni al gobernador Oltra Moltó. Incluso en su programa emitía la muy prohibidísima canción «La Maredeueta», en la voz de Concha Piquer.

A Radio Popular de Valencia la hizo de oro. Enrique, un profeta y experto en el mundo de la canción y de la música, tiene como don genético innato unas dotes enormes para el marketing y la publicidad, para lo comercial.

A pesar de ello, Enrique Ginés se vio obligado a dejar Radio Popular y se fue con sus fórmulas propias a hacer radio y música a una nueva emisora que creó, la 97.7 FM, en la que triunfó en pocos meses, colocándola en puntera de la radio valenciana. El éxito de su victoria, saber cuál era la radio que la gente quería y necesitaba, estar al día en gustos y tecnología.

La suya, más en tiempos difíciles no tan lejanos, era una radio amplia, grande, extensa, inmensa y democrática, como el mar que describe en sus poemas el poeta Nicolás Guillén. Era una radio abierta y plural, también valenciana.

Con su voz metálica él mismo se identificaba con su radio en el eslogan: «Cuando se trabaja por Valencia y para Valencia, se nota». La gente hacía suya propia la radio, su radio, como un orgullo patrio, como una seña de identidad.

El anecdotario de Enrique Ginés llenaría varios libros. El ya ha escrito varios, uno de ellos en defensa de su padre, que el franquismo condenó a muerte en la postguerra y él luchó por devolverle jurídicamente la dignidad humana arrebatada.

Recuerdo una de ellas, se la escuché en el locutorio de Radio Popular, hace de esto cerca de 40 años —me sabe mal Enrique que nos recordemos la edad— donde comentó que llegaría el día en que los discos podrían verse en pantallas tipo televisión al tiempo que los escucháramos.

Me pareció aquello pura ciencia ficción, materia que nunca me ha gustado, y casi medio siglo después, el mismo tiempo que Discomóder, tenemos videoclips, DVD, teléfonos móviles, artilugios varios donde escuchamos música y canciones al tiempo que contemplamos a sus intérpretes.

Enrique Ginés ha ayudado a muchos músicos y cantantes, los ha animado, lanzado, impulsado, promocionado, ha sido su Discomóder la casa de artistas, músicos y cantantes de todo el mundo. Su opinión era, y es, determinante, profética, crítico objetivo y realista.

En lo personal, es un hombre luchador, constante, seguro de sí mismo, que ha vencido toda la carrera de obstáculos que le han salido al encuentro, de todo tipo. Y desde cero, desde menos cero, ha llegado a metas insospechadas, que pocos en el mundo de la comunicación alcanzarán.

Lo hizo a pelo, desde su escuela familiar y popular de Castellar, desde la escuela de la vida dura y difícil, adversa, sin pasar por pijas carreras universitarias, ni tener que licenciarse en ninguna facultad de Ciencias Económicas o de Periodismo. Él mismo ha sido teoría y práctica, autodidacta y empeñoso trabajador, dotado de una singular y privilegiada inteligencia.

Su obra, muy bien hecha, está ahí, en los 50 años de Discomóder, en ser la primera autoridad en radio en Valencia, el primero en audiencias, el primero en música radiofónica y el primero en publicidad.

El fundador de una emisora de radio que él sólo, sin ninguna corporación económica detrás o grupo de presión mediático, la puso en órbita a plena satisfacción y rendimiento nada más nacer.

Enrique Ginés es un genio, de la radio sobre todo, que ha entrado por la puerta grande en la historia de la radio valenciana, que será imprescindible analizar y estudiar siempre que se quiera hacer un estudio serio, profundo y riguroso del fenómeno radiofónico, más ahora en que abunda la profuso, confuso y difuso, la cutrez, en las ondas hertzianas y en las nuevas tecnologías.