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"Es tiempo de conocer nuevos modelos que estén funcionando y crear nuevos espacios para la relación entre las personas", expuso Ferran Caudet durante la charla que, bajo el título Humanizar la ciudad, organizó la Red Sostenible y Creativa en el Club Diario Levante. A estas alturas y dada la gravedad de la crisis económica que está azotando intensamente a Europa y muy especialmente a los países del Mediterráneo, no cabe la menor duda de que ha llegado el momento de reinventarse, de buscar soluciones, tal vez, fuera del actual modelo productivo y de "no tener miedo a los cambios", afirmó Amadeu Barbany. Perteneciente a una familia de comerciantes tradicional y centenaria de Granollers (Barcelona), Barbany fundó, junto a otros 13 comerciantes, el Gran Centre de Granollers.

Desde 1995, este bisnieto, nieto e hijo de comerciantes preside la Asociación de Comerciantes Gran Centre de Granollers, que cuenta en estos momentos con cerca de 300 asociados y que empezó con el objetivo de potenciar el comercio granollerino a partir de un proyecto que se basa en la relación existente entre "Ciudad, Cultura y Comercio". Invitado por la Red Sostenible y Creativa, Barbany explicó que no todo fue tan fácil en los comienzos. "Tras las Olimpiadas de Barcelona y con la llegada de la crisis a principios de la década de 1990, los comerciantes de Granollers comprobamos una pérdida muy importante de visitantes, llegando a sólo 4.000; una auténtica desertización. Fue la razón que nos movió a unos pocos a elaborar un proyecto con el fin de recuperar la ciudad para las personas, a trabajar por una ciudad, por una cultura y un comercio propios".

Quince años más tarde, esta ciudad mediana del Vallés Oriental ha pasado de tener 155 metros de calles peatonalizadas a 5 kilómetros; de 500 plazas de aparcamiento a 5.300, y el flujo de visitantes alcanza actualmente la nada desdeñable cifra de 45.000. "Empezamos a pedir la peatonalización, consiguiendo una calle cada año, incluida la carretera nacional que atravesaba nuestra ciudad, relató Barbany. Más tarde, comenzamos a sacar sillas de nea a la calle, contraviniendo las normas y las ordenanzas municipales. Con esta acción, intentamos mover algo especial, que la gente se comunicara, se conociera y nos permitiera ir colonizando las calles, el espacio público, de una manera simbólica". Después de diez años, las calles de Granollers cuentan con 500 sillas.

Amadeu Barbany se mostró convencido de que "el espacio público es de los comerciantes, pero sobre todo es de las personas. Por eso en Gran Centre de Granollers no han entrado las multinacionales, porque ellas no entienden nuestro proyecto de las personas, de la ciudad y de la cultura; su proyecto es el del dinero".

Entre las muchas iniciativas llevadas a cabo desde la Asociación, Barbany destacó la cena de gala que cada año celebran en la Plaça de la Portxada y que reúne a los colectivos más desfavorecidos o en peligro de exclusión como son los dependientes, inmigrantes, indigentes, alcóhólicos, toxicómanos, etc. Actualmente, estas cenas congregan a cerca de 1.500 personas.

Barbany habló también de los ciclos de conferencias que desde hace una década organizan convocando a una media de 650 asistentes, de las campañas de navidad, del respeto por las tradiciones autóctonas, de las representaciones teatrales y de "la creación de una moneda propia, la tarjeta de compras Gran Centre Granollers, que, en la actualidad, fideliza a unas 18.000 familias, lo que nos proporciona independencia y nos hace autosuficientes frente a las administraciones públicas".