«Estaba nervioso, no lo puedo negar. Cuando subí a recoger el premio fue difícil porque se me da mal hablar en público y me estudié muy bien lo que quería decir. Ahora estoy abrumado. Cuando oí mi nombre pensé: "me tengo que levantar y buscar a mi compañero", pero es una cuestión psicológica. Cuanto estás ahí arriba las palabras ya van saliendo solas». Así se sintió la noche del sábado el valenciano Toni Novella (Requena, 1967) al oír su nombre como mejor director de producción por El Niño, de Daniel Monzón, en la gala de los 29 Premios Goya.

Recuerda que el galardón al que aspiraba era uno de los últimos „de una gala excesivamente larga„ por lo que el «corazón empieza a latirte más fuerte según avanza la noche». Sin embargo, la cercanía de otros miembros el equipo y de su departamento le ayudaron a templar los nervios. Además, el haber ganado apenas unos días antes el Premio Gaudí en su categoría también ayudó a este requenense a tomarse la noche con la mayor tranquilidad posible. «También tienes que pensar en que no te lo van a dar. Eso es algo que tienes que tener asumido, sin embargo, sabía que tenía muchas posibilidades», recuerda Novella a Levante-EMV.

Novella señala también que le sorprendió que la taquillera película de Monzón no tuviera más premios de su lado, a pesar de las 16 candidaturas a las que optaba en la gran noche del cine español. «Me sorprendió que no ganara al mejor montaje, por ejemplo», sostiene Novella, quien, sin embargo, desvela que sí había una «corriente de opinión» que daban como clara vencedora de la noche a La isla mínima, de Alberto Rodríguez, que logró llevarse a casa 10 «cabezones» de los 17 a los que optaba, entre ellos a la mejor película, mejor director, guion original y actor protagonista. Más relajada „asegura„ fue la celebración posterior «con muchos encuentros, felicitaciones y fotos». Con quien no coincidió fue con el ministro de Cultura, José Ignacio Wert: «No tenemos relación, ni buena ni mala, lo que sí pido es que baje el IVA de una vez y, de paso, que cambiemos de ministro». Para Novella la gala fue «divertida». Dani Rovira estuvo «desenvuelto y simpático». En general le gustó, quizás demasiado extensa, y aplaude que los discursos políticos se dejaran para otra ocasión: «Tanto la Academia como todos los profesionales del cine tenemos un problema con eso, ya que se tiende a generalizar las opiniones políticas de unos con toda una profesión».

El Goya ya lo tiene en casa. En el momento que se realiza esta entrevista es su hijo de tres años el que juega con el «cabezón» a mejor dirección de producción. «Ahora es como un nuevo juguete», asegura.

Esta ha sido la cuarta nominación al Goya que recibe, pero asegura que el premio es que no para de trabajar y no duda en dedicárselo a todo el equipo de El niño, que «son los que han hecho esta película».

Unión de crítica y público

Novella aplaude también la «buena salud» del cine español. Sin duda, cree que el éxito de Ocho apellidos vascos ha marcado un hito y que ha conseguido hacer comulgar a público y crítica. Como dice, el premio le pilla casi sin descanso. Su próximo proyecto ya está en marcha: Silencio, de Pedro Almodóvar, una cinta intimista, de pocos personajes y que cuenta la historia de un grupo de mujeres. «Muy Almodóvar», dice.

La gala de los Goya tuvo, además más vencedores valencianos: Carmen Veinat, de Algemesí, se llevó el premio al mejor maquillaje, mientras que el mejor director novel, Carlos Marques-Marcet, tiene familia en Vila-real.