Pese al panorama de crisis en el sector de las librerías españolas „ un total de 912 cerraron en 2014 en España, 443 más que en 2013, lo que significa dos de ellas al día„ Valencia lideró el crecimiento de apertura de nuevos establecimientos.
Así, según el Mapa de Librerías 2014 editado por la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL), Soria con un 25%, Madrid con 20%, Valencia con el 19,5% y A Coruña con el 11% fueron las ciudades en las que se produjo el mayor número de nuevas aperturas.
En concreto, Valencia pasó de tener 162 librerías en 2013 a 193 en 2014, o lo que es lo mismo, 31 de ellas más. Aún así, el dato en la Comunitat Valenciana no es para nada halagüeño ya que la autonomía pasó de tener 379 librerías en 2013 a las 346 actuales.
Los descensos bruscos se produjeron en Alicante, que saltó de 177 librerías en 2013 a 126 en 2014 y Castellón donde se cerraron 13 de las 40 librerías con que contaba un año antes.
Además, según el estudio, se produjo también una caída en las ventas anuales de libros de alrededor de un 18,6% menos en comparación con el ejercicio de 2011.
Las ventas de libros han pasado de más de 870 millones de euros en 2011 a los 708 millones registrados durante 2014, un descenso que ha sido progresivo (785 millones en 2012 y 757 millones en 2013) pero que este año se ha suavizado, según CEGAL.
Las librerías con ventas superiores al 1,5 millón de euros vendieron en 2014 un 85% de libros y apenas un 1,1% de revistas y un 8,4% de papelería, una situación que se invierte en los establecimientos con ventas menores de 30.000 euros, que facturan un 64,5% de libros y más de un 24%en papelería y un 3,3% en revistas.
Según la presidenta de CEGAL, Pilar Gallego, a pesar de esta bajada en las ventas hay cierto «optimismo» y está convencida de que «llegará un momento en que deje de caer y ese momento está próximo»
Para los libreros, la «crisis del libro» continúa abierta, pero existe cierta esperanza en el surgimiento de nuevos modelos de librerías más pequeñas. A todo esto se une la confianza en que el abandono del fomento de la lectura por parte de familias y de la Administración desaparezca con el fin de la crisis.
