Enrique Ponce fue silenciado ayer en la primera de las actuaciones que tiene contratadas en la feria de abril de Sevilla. El de Chiva se enfrentó a un lote que apenas le dio opciones de lucimiento, y frente al que apenas pudo lucir por su templanza, técnica y su colocación.

La plaza de la Maestranza vio como se colocaba el cartel de «no hay billetes» en las taquillas, en la que era una de las corridas del abono que más expectación había levantado.

Se lidiaron toros de Victoriano del Río y Toros de Cortes, éstos en tercer y cuarto lugares, que estuvieron muy desigualmente presentados y cuyo juego tampoco alcanzó grandes cotas.

El novillero sevillano Lama de Góngora tomó la alternativa de manos de Enrique Ponce, quien le cedió la muerte del toro «Amante», marcado con el número 35, negro mulato y de 532 kilos de peso. El toricantano anduvo frente a él compuesto y mostrando buen corte, en una labor que no terminó de coger vuelo y tras la cual saludó desde el tercio. Y cumplió con voluntad ante el cierraplaza.

El gran triunfador de la tarde fue el alicantino José María Manzanares, quien se llevó una oreja de cada uno de sus oponentes. Al tercero, un ejemplar con movilidad lo muleteó con vibración y empaque y lo despenó de una sensacional estocada. E hizo lo propio frente al quinto, el astado de más pujanza de la corrida.