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Danza crítica

Puntas y radiaciones

Cuesta cambiar la imagen de la Cía. Nacional de Danza que diera Nacho Duato. Fueron muchos los años en los que este coreógrafo marcó un estilo. Ahora, en esta etapa, su director, Juan Carlos Martínez, ha satisfecho algunas peticiones que vienen de lejos. La que demandaba que el baile clásico entrara a formar parte del repertorio de este colectivo que acaba de cumplir los 35 años. Y puestos a dejar de soñar para que existan dos compañías, este hecho casa bien con mi trayectoria. Me aficioné a la danza con el contemporáneo, para después descubrir el clásico. Y este espectáculo mezcla bien los dos.

La primera parte estuvo compuesta por tres programas de corte clásico. Allegro Brillante es una dificilísima coreografía de George Balanchine dado el vigoroso ritmo de la música (Chaikovski). Al cuerpo de baile le vino un tanto justo esta cadencia, y el protagonista masculino sufrió como partenaire en los pas de deux. Después me enteré de que era un sustituido de última hora por la ruptura de un pie del titular: queda perdonado. Seguidamente, llegó un delicioso trabajo de Scholz que remarca, con matemáticos y poéticos movimientos, la música de Rachmaninov. Magníficos, tanto los dos bailarines como la coreana Seh Yun Kim, la gran protagonista de la noche. En Raymonda Divertimento, J. C. Martínez extrajo todos los (elegantes) colores a las coreografías de Petipa y Nureyev. Sello un ex etoile de la Ópera de París. Si las puntas, y un distinguido nivel, brillaron en la primera parte, la segunda fue para los radioactivos y electrizantes movimientos de In the Middle?, una coreografía clásica (lo digo por la fecha de su estreno, 1987) del gran William Forsythe. Una sucesión de solos, duetos, tríos y trabajos de conjunto nos turbaron a partir de una música metálica, machacona y estrepitosa (Willems). El mejor contemporáneo es el que utiliza la técnica clásica, porque la danza es como la energía, ni se crea ni se destruye, se transforma.

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