Las obras iniciadas en 2013 para restaurar el San Pío V lo dejaron en una posición más debilitada de la que evidenció el robo en el pabellón Benlliure. El inicio de la intervención no solo dejó fuera de servicio la cámara que cubre el acceso al almacén saqueado, sino que otros dos dispositivos de videovigilancia quedaron a ciegas, según ha confirmado la empresa encargada de la protección electrónica del recinto a este diario. Las otras dos cámaras silenciadas cubrían diferentes ángulos, como parte de la zona ajardinada exterior o del aparcamiento.

De hecho, estaba pendiente la reactivación de este último dispositivo, una medida perdida en el Triángulo de las Bermudas a donde iban a parar las advertencias de la vulnerabilidad del museo. Este periódico publicaba ayer que la empresa de sistemas de vigilancia, Lloret Protección, había avisado del apagado de los sistemas de protección cuando se inició la actual fase de intervención en el Museo de Bellas Artes, que afecta al ala este del edificio. El problema se debía a que las obras eran incompatibles con el cableado del sistema y tanto las tres cámaras como el detector de infrarrojos volumétrico del interior del pabellón Benlliure quedaron incomunicados con la zona de control. La empresa apuntaba que aportó entonces soluciones posibles para reactivar el sistema, pero no hubo respuesta.

Ahí es donde se difuminan las responsabilidades, hasta donde ha podido llegar este periódico. Ayer la exdirectora del museo, Paz Olmos, se defendía en estas páginas de las acusaciones de los actuales gestores, que indicaron que las grietas en la seguridad se debían a la mala gestión de la exrectora. Olmos mantiene que ella no fue informada de que el sistema de seguridad había quedado inoperante. Sin embargo, desde Cultura se reiteraba a Levante-EMV que «la dirección era consciente de la falta de seguridad», aportando que había informes internos acreditando la falla en la protección del edificio. También se incide desde conselleria en que los responsables actuales de Cultura solo conocieron el lunes por la mañana „después del robo„ las lagunas de seguridad que habían dejado el edificio a la intemperie.

Ese día fue el elegido por Cultura para presentar al nuevo gerente del museo, Miguel Ángel Piqueras, tras la destitución de Olmos y la posterior marcha del anterior gerente, Antonio Bravo. La salida de Olmos supuso la primera toma de contacto del nuevo gobierno con el San Pío V cuando, tras el cese de la directora, el nuevo conseller Vicent Marzà se interesó in situ por la pinacoteca junto al secretario autonómico Albert Girona y la directora general Carmen Amoraga.

El PP reclama a Marzà

Desde la oposición se mantiene el mismo argumentario de ataque contra los nuevos responsables de Cultura. Ayer, la presidenta del PPCV, Isabel Bonig, criticaba que aún no se haya escuchado la voz del nuevo conseller del área, Vicent Marzà, sobre el suceso en el San Pío V, así como que el museo no cuente con un nuevo director. Instaba así al gobierno autonómico a tomar decisiones «aunque sea agosto». La portavoz del Consell, Mónica Oltra, replicaba defendiendo el derecho del conseller al descanso vacacional.