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Un gran valenciano

Aunque su cuerpo nos ha dejado hoy, Jesús Martínez Guerricabeitia nos había confiado su alma desde hacía ya varios años a los que le conocimos, amamos y respetamos. Ahora su alma recia y generosa está asegurada y preservada por la memoria agradecida no sólo de su familia, con sus hijos José Pedro y Gloria al frente, sino de toda la sociedad civil valenciana, a la que ayudó de forma generosa en los ilusionados años de la Transición democrática. Pero su figura, discreta y decidida, se asociará sobre todo a la Universitat de València, a la que había donado su importante colección de cuadros, todos ellos procedentes de destacados representantes de la vanguardia artística, custodiados por la Fundación que lleva su nombre, y a la Biblioteca Valenciana de San Miguel de los Reyes, en la que depositó su espléndida biblioteca y hemeroteca. Ambos legados fueron fruto de su amor a la cultura y a los libros, la herencia indeleble que le dejaron sus padres, originarios de Villar del Arzobispo, alentados por una secular tradición libertaria. Ese amor a lo más digno del ser humano, su creatividad intelectual y artística, le permitió sortear con épica entereza, los duros años de la Guerra y del Franquismo y, junto con su esposa Carmen, ser un ejemplo de civismo constructivo en la época democrática. Su memoria hará fuerte a todo aquel que lo conoció y admiró. Un gran valenciano nos ha dejado. Que su ejemplo nos ilumine.

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