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Crítica

Dirigir con los dedos

Sociedad Filarmónica

palau de la música (valencia)

Int. Czeck Chamber Soloists: Director y concertino: Ivan Matyas y Veverke, oboe. Obras: Benda, Bach, Vivaldi, Janacek, Martinu y Haas

Brillante inauguración de la temporada de la SFV con un género omnipresente desde sus comienzos: la música de cuerda. Los Solistas de Cámara Checos, de larga carrera internacional, están liderados por su concertino Ivan Matyás, a quien un mínimo gesto le basta para guiar a sus músicos con nervio: un excelente plantel, generoso en técnica y noble en la sonoridad.

Pero los checos venían con un invitado de lujo: el oboísta Vilém Veverka, un músico consumado que arriesga con aplomo y convicción, gracias a su depuradísima técnica y refinado fraseo. De ahí que tanto los conciertos de Vivaldi y Bach, se los despachara con maneras de lo que es: un gran virtuoso, dirigiendo él mismo, con sus manos y hasta con sus dedos. Si la claridad de la digitación fue laudable, su control de la respiración le permite una emisión de sonido, hermoso de por sí, capaz de transmitirlo con emoción. Programar dos obras seguidas en la misma tonalidad debe evitarse en cualquier concierto ya que, a pesar de las modulaciones, el momento se resiente de la ausencia de colores.

Así sucedió al escuchar el Concierto de Vivaldi seguido de la Sinfonía de Benda, ambas en do mayor, pero tratadas con mimo en la dirección y celo absoluto por toda la plantilla. Un atractivo más fueron las obras checas: si bien la Idyla de Janacek es pieza de juventud, se trata de una hermosa suite felizmente coloreada que Ivan Matyas ofreció con total pulcritud. Igualmente procedieron con la Serenade H216 de Martinu, de aires neoclásicos y tintes autóctonos destacando la expresividad del Andante central.

Alumno de Janacek, Pavel Haas fue uno de los muchos artistas exterminados por el nazismo en Auschwitz. Vivió solo 44 años pero su obra ha sido reconocida y recuperada. Vilém Veverka defendió la Suite op.17 (transcrita del original para oboe y piano), en un valiente desafío personal por su exigente escritura y que, por momentos, sobrecoge por el clima sombrío al que no sería ajeno a la opresión vivida por el compositor. Un merecido homenaje y un feliz inicio de temporada.

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