«Benedetti decía que aunque escribiera de mariposas y nubes tomaría partido; de eso se trata», esgrimía ayer Miguel Ángel Giner, horas antes de que una exposición recorra su obra junto a Cristina Durán en el Espai Cultural de la Facultat de Filologia de la Universitat de València. De eso se trata, de comprometerse, quiere decir este dibujante, parte de un binomio artístico que entiende su oficio «como una manera de intervenir en el mundo».
Cristina y él han ido garabateando desde su estudio una obra de marcado contenido social, que ahora penderá de las paredes de la universidad, como anticipo al Congreso Internacional de Cómic y Compromiso Social que se celebrará en la institución la próxima semana. Los trece originales elegidos por la pareja de dibujantes se centran en sus primeras obras, las autobiográficas Una posibilidad entre mil y La máquina de Efrén, que ofrecen su experiencia como padres de Laia y Celam, una niña con parálisis cerebral y otra adoptada de Etiopía. «La primera fue una obra catárquica y nos ayudó a sustituir algunos de los recuerdos dolorosos por las imágenes; la segunda la escribimos mientras vivíamos la experiencia, y es más luminosa, tiene más humor», relata Giner. Los originales a tinta y lápiz también incluyen dibujos de su contribución a la obra colectiva Viñetas de vida, elaborada para Oxfam; y de Pillada por ti, cómic para la prevención de la violencia de género que editó el Ministerio de Igualdad en 2011.
Giner opina que su manera de entender el cómic quizás no hubiera tenido éxito hace treinta años, pero «el lector ya no cumple con el estereotipo de friki, sino que es público adulto que demanda otro tipo de historias».
