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Crítica

Encuentro en la cumbre

«Concierto para orquesta de Bartók»

palau de la música, 5 de febrero (valencia)

Director: Ramón Tébar

Obras de: Berlioz, Beethoven y Bartók

Músicos: Javier Perianes (piano) y Orquestra de València.

Javier Perianes en Nerva, Ramón Tébar aquí, nacieron el mismo año, 1978. Cada uno por su lado, se han convertido en dos de los músicos españoles más importantes de la actualidad.

En Valencia, Perianes ya había actuado una vez por año entre 2006 y 2008, pero de la primera justificación de la fama que iba adquiriendo fueron testigos en 2009 los socios de la Filarmónica, ante los que se presentó junto al Cuarteto Brentano, y hubo que esperar hasta enero de 2013 para verlo triunfar con orquesta, la Filarmónica de San Petersburgo dirigida por Temírkanov.

Ese mismo verano, Joan Enric Lluna lo puso literalmente al alcance de la mano de los espectadores en su festival de Godella.

Hace tan poco como el pasado lunes, en Madrid, junto al Concertgebouw con Bychkov sobre el podio, interpretó todos dicen que con gran brillantez el Emperador de Beethoven en sustitución de un Thibaudet tan de repente enfermo que la llamada le llegó el día antes mientras asistía en el Bernabeu a un partido de fútbol iniciado a las ocho y media de la tarde.

A José Ramón Tébar, que así se hacía llamar entonces, lo conocimos en el primer lustro de este siglo como prometedor teclista (al piano y al clave) del Grup Instrumental y acompañante de cantantes.

Luego fuimos sabiendo de sus éxitos y titularidades, en España y el extranjero, como director de orquesta y ópera. Principal Director Invitado de la Orquestra de Les Arts, ahí dirigirá las cinco funciones de Aida programadas a partir del próximo día 25 y, en junio, El sueño de una noche de verano de Mendelssohn.

En el Palau, tras un Carnaval romano a la altura de su rutilante orquestación y antes de un Concierto para orquesta de Bartók lleno de detalles tan originales como oportunos, el Cuarto de Beethoven sonó siempre tenso con la Orquestra de València como intermediaria de lujo entre la depurada técnica y exquisita sensibilidad del solista y la complicidad de colega del director: un encuentro en la cumbre que bien pudiera ser el comienzo de una colaboración ojalá que larga porque seguro que fructífera.

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