Abierta la veda de los contenidos paralelos, todo es cuestión de palpar los gustos de la audiencia. El arraigo de la ópera en el público hace que las distribuidoras exploren nuevos rincones ante un público que ha superado la asociación sala de cine-película. Cualquier terreno es válido si los espectadores responden. «Conciertos como el de John Williams de bandas sonoras, documentales como el de Florencia y la Galería Uffizi, que están teniendo muy buena acogida...», enumera el directivo de Versión Digital Carlos Carbó.
Precisamente hace una semana estrenaban una versión «surrealista» de El Lago de los Cisnes por el Ballet de Noruega y avanzan que, en la línea documental, presentarán este año El Bosco: los sueños de la razón, una producción a tenor de la exposición del Prado por los quinientos años desde el nacimiento del pintor. De los macrorreportajes sobre arte que se emiten en Kinépolis, aseguran que han obligado a que el centro ampliara el número de salas debido a la demanda de entradas.
Todos los cines de Valencia se adentran en nuevos territorios para completar la oferta cinematográfica. Basta echar un vistazo a la programación cualquiera de ellos para comprobar que el ballet „en directo o diferido„ es la segunda alternativa más atendida. Pero hay más, claro. «Nosotros hemos hecho también musical y teatro. Ahora vamos a probar con los conciertos de rock: el primero será uno de Iggy Pop en mayo», anuncia Cozzi, de Rising Alternative, compañía que ha presentado una tanda de contenidos en la misma Berlinale. El cine acepta casi a cu alquier socio.
