En el mismo Consell Valencià de Cultura donde Consuelo Císcar sigue siendo una figura inamovible, ayer recibió un mensaje del president de la Generalitat para que abandone el organismo. Ximo Puig se dirigió así a la exdirectora del IVAM: «Creo que cualquier persona decente actuaría en consecuencia», comentó, refiriéndose a su presencia dentro del CVC mientras permanece investigada por los delitos de prevaricación, falsedad y malversación.

Puig se pronunció en estos términos precisamente tras asistir a la entrega a la oncóloga Ana Lluch de la medalla del CVC a cuyo pleno ordinario asistía Císcar hace dos días, como cada último lunes de mes, a pesar de que ya ha sido instada por la propia entidad a alejarse de la institución. «Más allá de la legislación, hay una cuestión que es fundamental, que es el comportamiento ético y la responsabilidad política. No todo en las democracias de nuestro entorno está escrito, porque hay cosas que no hace falta escribir», señaló el jefe del gobierno valencianos, añadiendo que «cuando una persona está en las circunstancias que está esta señora, con lo que ha pasado, con lo que se ha escrito, con lo que se ha visto; creo que cualquier persona decente actuaría en consecuencia».

Cuestionado por si se plantean desde el ejecutivo cambiar el reglamento del CVC para que Consuelo Císcar no pueda cntinuar en el mismo, Puig insistía en la idea de que que una sociedad democrática avanzada «no necesitaría este tipo de formulación, pero si finalmente se tiene que normativizar, se tendrá que hacer».

«Cuando se descubrió que la ministra de Educación alemana había copiado hace más de treinta años parte de su tesis doctoral no estaba escrito en ninguna parte que tuviera que dimitir, pero lo hizo», adundó Puig. A juicio del president de la Generalitat, «hay cosas que atañen a la responsabilidad política que no hace falta que estén normativizadas».

El pasado lunes el propio presidente del CVC, Santiago Grisolía, reconocía las limitaciones del organismo para actuar con sus miembros imputados, ya fuera Consuelo Císcar o Vicent Farnós. Grisolía pedía «paciencia», mientras en el CVC esperan que el «código ético» que está siendo redactado por la conselleria de Transparencia para las instituciones autónomas se convierta en la herramienta idónea para provocar la salida de Císcar.