La nueva propuesta cultural de la Asociación Valenciana de Empresas de Teatro y Circo (Avetid) pretende ser mucho más que un evento escénico. El festival, que hoy empieza su andadura hasta el 19 de junio, ha cogido como bandera el derecho al asilo de los miles de refugiados que se agolpan frente a las fronteras europeas con motivo del Día Internacional de los Refugiados, que se celebrará el próximo 20 de junio.

«Utilizamos el festival para cambiar las cosas. No nos interesa tanto hablar de teatro como de uno de los problemas más urgentes de nuestra realidad actual. Los medios han dejado de tener una atención constante sobre él». Son las palabras de Salva Bolta, director artístico del festival, que presentó ayer parte de la programación de la mano de dos compañías escénicas y Felipe Perales, director del Centro de Acogida de Refugiados de Mislata. La intención de los organizadores es visibilizar una problemática que «ha dejado de ocupar las primeras páginas de los periódicos» mediante obras comprometidas que son «toda una declaración de intenciones por parte del festival».

«Con esta iniciativa hacemos justicia al oficio que desempeñamos, ya que el teatro es una potente herramienta transformadora y un cuchillo bien afilado para abrir heridas», explica Bolta, quien destacó las obras de Nafrat, el viatge de la vergonya y El circ de la frontera, dos de las que abordan de lleno la situación de millones de refugiados que huyen de la guerra.

Revolucionar conciencias

Nafrat, que se estrenará hoy con pases a las 20, a las 21 y a las 22 horas en el Cementerio Municipal del Grau y que contará con la presencia del alcalde de Valencia, Joan Ribó, la diputada de Inclusión Social, Rosa Pérez, y la ex ministra de Cultura Carmen Alborch. Con esta propuesta, los castellonenses Manuel Ortiz, Jordi Collado y Jordi Magnieto, que se sirven de una de las noticias más crudas del pasado año sobre el drama de los refugiados: el hallazgo de un camión abandonado en una autopista entre Austria y Hungría con decenas de refugiados asfixiados .

«Ha sido muy complicado ponerse en la piel de ellos», afirma Jordi Collado, quien asegura que la intención de la obra «no es hacer aflorar el sentimiento de lástima por parte del público, sino animar a actuar». «Nafrat» se utiliza para denominar a aquellos refugiados que sirven de intermediarios para las mafias, y la palabra está presente en infinidad de lenguas y con significados no muy lejanos entre sí. De hecho, en valenciano «nafra» significa «herida»; en indio «odio» y en territorios de Oriente Medio «desprecio». «El drama de los refugiados radica en la naturalidad con la que han asumido su propia tragedia, y nosotros hemos querido reflejarla en la obra», explica.

Escena Erasmus se encarga de la segunda propuesta temática de Tercera Setmana, con El circ de la frontera, una comedia llena de sarcasmo hacia los políticos y los ciudadanos europeos. «Cada año, los integrantes de la compañía debatimos sobre el tema de interés que trataremos de año en año. Esta vez no hubo discusión», explica Silvia Martínez, una de las integrantes de este proyecto cultural único de la Universitat de València, formada por estudiantes de todo el mundo y que este año ha contado con la colaboración del Circo del Gran Fele para su espectáculo. Además, la obra estudiantil visitará de la mano de la Diputación de Valencia18 localidades de la provincia, como Ontinyent, Llanera de Ranes, Quart de Poblet, Requena o Riba-Roja de Túria.

«El mayor éxito sería que al menos una persona del público decidiera hacer algo con respecto a los refugiados a raíz de una de las obras», aseguró el director artístico de Tercera Setmana, que junto al director del Centro de Acogida de Mislata, Felipe Perales, destacó que «cada refugiado desea volver a su casa».

«Recuerdo los primeros refugiados de la Guerra de los Balcanes que llegaron al Centro con miradas frías y perdidas. Algunos de ellos llevaban llaves como colgante. Era un recuerdo de su casa», explicó Perales, quien afirma que desde este centro se trabaja para que los refugiados aprendan a lidiar con el sentimiento de incerteza y a asumir que «su país tal vez ya no exista después de la guerra».