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Director del Grup Instrumental de València

Joan Cerveró: "Quizás no doy el perfil o quizás soy demasiado rebelde para dirigir el Palau"

El director y compositor contemporáneo regresa con el Grup Instrumental de València a un espacio donde dice que sufrió «un veto político, de ignorantes», tras haberse presentado a la dirección del auditorio - «Toca actuar más desde un proyecto que desde grandes titulares», apunta

Cerveró, en un descanso de los ensayos en el Palau. g. caballero

Once años llevaba sin dirigir en el Palau de la Música. Volverá el miércoles con el Grup Instrumental y con George Benjamin, Marc García Vitoria o Pierre Boulez ayudándole a mecer la batuta que siempre apunta hacia la música contemporánea. Lo último que ha intentado, sin éxito, es dirigir un Palau de la Música al que le cambiaría el nombre porque «a los palacios van reyes, reyecitos, reyezuelos y bufones». Cuando habla, es de los que pisa firme sobre terreno movedizo, si bien: «Los artistas somos muy inseguros porque trabajamos con el ego», confiesa.

¿Ha aprendido a gestionar ese ego?

Al final te das cuenta de que estás vinculándote al mundo de una manera que has elegido. Al fin y al cabo tienes una alegría y la necesidad de transmitirla. Y hay otro factor, el de sentirte parte de un colectivo. Además, para dedicarte a la música contemporánea hay que dejar el ego fuera porque es como ser torero en Finlandia: está fuera de circuito, no se compra, no hay mercado. Olvídate si quieres hacerte famoso y rico.

¿Y la recompensa?

Lo que decía John Cage: uno hace lo que debe hacer. De pequeño me gustaba Beethoven pero siempre me interesé por lo que estaba haciendo la gente en ese mismo momento. Es decir, me interesaba más la cara B del disco que la A. Me refiero a esa música que habla de tu tiempo, que te conecta con lo que está pasando, que te hace ser propositivo y crítico. Una sociedad sin música contemporánea es una sociedad incompleta. Yo podría hacer cosas más refrendadas socialmente pero me dedico a la música contemporánea porque creo que es necesario. Luego vas a otros países en los que cuidan más a sus grupos...

¿Cuántos pasos se va por detrás aquí?

Muchos. Es algo que viene casi desde el Concilio de Trento. En España la música siempre ha sido de sotana y alzacuellos. No hubo una música clásica y la primera orquesta se forma en 1900. Es un mal endémico el de la cultural musical en España porque no es cultura, es entretenimiento. Ser una persona culta aquí no implica que sepas música. La música se considera algo para la élite.

¿Hay cierta impostura intelectual?

En cierta manera, aunque es una impostura tan bonita que no se puede criticar. Lo que pasa es que si una persona va a una librería busca la última de Richard Ford, no va solo a por El Quijote. En música es al contrario, porque aceptan la música como entretenimiento, no como búsqueda.

¿Siente que es un artista a la contra?

No, pero trato de decir lo que pienso y eso me crea problemas con los que gobiernan, porque ellos creen que lo hacen bien; y no creo en la mala voluntad, pero sí que algunos denotan cierta falta de vivencias y de proyecto. Y una sociedad que no programa música actual es una sociedad conservadora, por miedo y por ignorancia. En la política puedes programar música, pero también puedes abrir las puertas… Pero no esta cosa vacía de los titulares, porque normalmente quienes dicen eso ya estaban y no lo hicieron.

¿Habla del momento actual?

De las propuestas culturales actuales. Tocaría una acción menos de grandes titulares y más de proyecto.

¿No ve proyecto, entonces?

Veo que ha ido todo muy lento y a veces hacer las cosas bien es hacerlas rápido. A mí me parece bien que venga Raimon, eso es un gesto político, pero no crea estructuras. El cambio tiene que venir desde la educación, la exhibición y promoción.

¿Cuánto tiempo llevaba sin venir al Palau?

Como director, mi último concierto con la Orquestra de València fue el día que se presentaba Traub, cuando le cedí la batuta. El Grup tuvo un veto político, que es un veto de ignorantes.

¿Cómo se ha producido su regreso?

Porque este año Ensems se hacía aquí y del festival vinieron a pedirnos algo para un homenaje a Boulez. Pero hemos venido porque nos han traído, no porque el Palau haya venido a buscarnos. De hecho hace poco me reuní con el subdirector musical para pedir un concierto para el Grup por los 25 años, y nos dijo que este año ya no había espacio, que volviéramos el año que viene.

Usted ha querido dirigir este Palau. Se ha presentado al concurso.

Me presenté porque creía que daba el perfil y porque tenía ideas que podían ser buenas, pero no llegué a la fase final, al final piensas que han elegido al mejor. Igual yo no daba el perfil o soy muy rebelde. Lo único que puedo hacer es felicitar al ganador y revisar mi proyecto.

¿Le ha dejado descontento el proceso?

Me ha parecido que ha ido todo muy lento. Hombre, y afecta porque uno se presenta con ilusión por ganar.

¿Qué le pediría a Vicent Ros si se reúne con él?

Que abra el Palau a la gente, pero de verdad. Decía Glòria Tello que las entradas al Palau no son caras, que este no es un espacio elitista. El problema es que hay gente que ¿a qué va a venir al Palau de la Música si el Palau no se acerca a ellos, a la juventud? Y no me refiero a dar conciertos en vaqueros.

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