En la reunión del Consell Valencià de Cultura volvió a aflorar el término. «Relato» es el concepto que han puesto en la proa las instituciones valencianas de un tiempo a esta parte como una urgencia espiritual. Hay que construir otro relato, acostumbran a decir los dirigentes, mirando de reojo los titulares que asocian el territorio valenciano a la corrupción. En el camino para restituir el ánima valenciana se proponen medidas como la que ayer aprobó el CVC: la creación de un sello propio para reconocer las joyas patrimoniales. No solo las creadas por nativos, también las que hacen que la C. Valenciana tenga eco en todo el planeta.

El informe, encargado al consejero Muñoz Puelles y aprobado ayer con matices, propone la creación de un listado de obras singulares que creen ese «relato de la historia valenciana y sus aportaciones a la cultura europea y universal». Como ejemplo, el texto presentado en el pleno apuntaba un puñado de obras que podrían entrar en esa arca invisible: la Cova de la Aranya de Bicorp, el Guerrer de Moixent, la Dama d'Elx, la estación Grand Central de Nueva York, la película Calabuch de Berlanga o el pasodoble Valencia. Tras una discusión entre los miembros, el texto será reformado para que, cuando se envíe al Consell, parta de cero.

La idea de crear un sello propio, otra manera de establecer protecciones a los bienes culturales, no es original. A nivel europeo, de hecho, ya existe un Sello Patrimonial que reconoce monumentos, asentamientos arqueológicos o ciudades enteras. De hecho, el informe nació tras un pleno del CVC en Sagunt, cuando los miembros debatieron la posibilidad de proponer que la ciudad de Camp de Morvedre optara a esa distinción continental, dada la dilatación de los plazos para conseguir que sea Patrimonio de la Humanidad, un proceso en estado embrionario. Países como Estados Unidos también cuentan con esa misma categoría para lo que consideran sus propias joyas culturales, una medida que pretende servir de escudo y resorte a los bienes valencianos.

Estatuto de artes escénicas

El pleno aprobó también el informe sobre la necesidad de contar con un Estatuto de los Trabajadores de las Artes Escénicas y Musicales para que esta actividad pueda desarrollarse «como profesión». Además, se dio el visto bueno a un informe sobre la música contemporánea en la C. Valenciana y otro informe sobre el canto de la Sibila.