El novillero hidrocálido brilló, sin embargo, con el segundo, el utrero de su presentación en Valencia, al que le compuso naturales de bella factura en los terrenos de adentro. El novillo anduvo falto de codicia y apuntó a las tablas. Ahí fue donde el mexicano le ganó la pelea, montándose „figuradamente„ encima del novillo. Lección de raza y compromiso. Al quinto, al que arrancó el trofeo, le planteó un trasteo de novillero despierto, olvidándose del ajuste y tirando de efectismo. Mató de estocada que rueda al toro sin puntilla, lo que ayudó a que le presidente aflojara el pañuelo.

Cristian Climent no pudo reeditar sus triunfos en esta plaza. Al novillo que saltó en primer lugar, le intentó hacer las cosas seguidas pero no terminó de acoplarse con su noble condición. Tampoco hubo conexión con los tendidos. Dos pinchazos, casi entera desprendida, y silencio tras aviso fue el balance. Ante el cuarto, anduvo decidido y dispuesto, pero la brusquedad del utrero impidió mayor lucimiento pese a que lo intentó por el pitón derecho con mayor ahínco que por el izquierdo. Su actuación no le da mayor crédito, pero tampoco se lo quita.

Andy Younes no quiso quedarse atrás. El francés comenzó de rodillas su trasteo al tercero bis y, ya derecho, le enjaretó tandas de derechazos con decisión. El sobrero estuvo mejor presentado que sus hermanos anteriores. Se enfrió el asunto. Sobró encimismo, faltó dominio y despaciosidad y acierto con los aceros. Un aviso. Con el que cerraba plaza volvió a demostrar su disposición, fue volteado sin consecuencias y volvió a liarse con el manejo de la espada.