La mayoría de los fondos los posee el IVAM y, como dice el que fuera director del centro Tomás Llorens, «a la gente le suena mucho el nombre» de Equipo Crónica, aunque al instante el historiador del arte da un giro: «Pero su obra se ha visto poco...». Septiembre será el momento de desempolvar la memoria y hacer justicia contra el «deslucimiento» que el tiempo (o lo que las personas han hecho con ese tiempo) ha ejercido sobre la obra de Rafael Solbes, Joan Antoni Toledo y Manuel Valdés, único integrante todavía vivo del colectivo.

Para la vuelta del verano queda la gran retrospectiva que la Fundación Bancaja, junto con la Obra Social La Caixa, desplegarán en el centro de la Plaza Tetuán. Serán 165 obras aportadas por una cuarentena de museos, instituciones públicas, asociaciones privadas o coleccionistas. El conjunto superará en poco a la que el año pasado ocupó las paredes del Museo de Bellas Artes de Bilbao, y que hasta ahora suponía el mayor hito para con la antología del grupo, junto con la que realizó el IVAM hace ya demasiado tiempo.

Llorens, que fue el comisario en Bilbao y ha cedido el testigo a su hijo Boye para la muestra de Valencia, cree que en este repaso a la historia del terceto de pintores, se ahondará con mayor exhaustividad en sus raíces y su relación con el movimiento Estampa Popular a mitad de los sesenta. Al parecer de Llorens, el gran investigador en materia de Equipo Crónica, el momento sociopolítico jugó en contra del colectivo a la hora de solidificar su huella en el imaginario colectivo: «Había en los ochenta mucha urgencia con pasar página respecto al arte del franquismo y del antifranquismo», explica el historiador.

En los noventa, cuando se atenuaron esas prisas, los críticos miraban a los modelos que seguían la línea de lo que surgía de Nueva York, un obstáculo más para unos artistas que «siempre se situaron al margen de las modas que dictaba el mercado internacional», concluye Llorens.

Al contrario de lo que ocurría con muchos artistas del momento, que importaban lo que se estaba haciendo en otros países, Llorens expone que los tres de Crónica „Toledo abandonó pronto el grupo, que cesaría su actividad definitiva con la muerte de Solbes en 1981„ crearon una propuesta «inédita y original». «Conocían la historia del realismo, el pop y las vanguardias» y a partir de ahí generaron una obra «singular». «Este es un fenómeno infrecuente en la Historia del Arte», apostilla el teórico, que en seguida establece la producción del colectivo como «uno de los legados pictóricos más relevantes de la segunda mitad del siglo XX en España».

La gran dispersión de la obra de este grupo, atomizada en mil y una colecciones, tampoco ha ayudado a la confección de grandes retrospectivas. «El IVAM tiene el grueso, en el Reina Sofía hay más de una decena pero solo se exponen dos, el resto está en almacenes...», enumera Llorens, quien opina que a medida de que la obra vuelva a ser vista «ocupará el lugar que le corresponde en la Historia del Arte». Ese proceso, ya iniciado por otros, puede que tenga un punto de no retorno a partir del próximo septiembre.