El próximo 12 de febrero vuelve a su plaza de Requena?
Me motiva mucho la cita. Es muy importante para mí torear ante mis paisanos y dar una buena imagen.
¿Qué imagen le gustaría dar?
La de un torero renovado; con las mismas ganas pero demostrando que he evolucionado.
¿En qué se refleja esa evolución?
Lo noto a la hora de aprovechar los toros, la mínima embestida que me regalan. Estar convencido de que puedo realizarle faena a cualquiera.
¿Cómo hace para seguir cuando, desgraciadamente, torea tan poco?
Un torero se basa en su mentalización. La mente es muy poderosa y cuando se está parado, se piensa mucho. En mi caso, reflexiono sobre lo que quiero y cómo quiero conseguirlo. Dedico mucho tiempo al toreo de salón y a exprimirme por dentro.
¿Qué significa exprimirse por dentro?
Levantarse siempre y no rendirse nunca. Sé que el toreo que llevo dentro puede llegar a emocionar. En mi interior siento eso y me alimento de esa convicción. Es la fuente de la que saco las fuerzas porque mi momento está por llegar.
¿Cómo se está preparando para cuando llegue?
Como lo he hecho hasta ahora, a base de entrenar y encerrarme en el campo. La disciplina es esencial y el campo es la escuela en la que nos curtimos.
Después de Requena, ¿qué?
Esperar. Tengo una corrida de toros para reivindicarme, para demostrar mi nueva dimensión y estoy preparado.
¿Ha habido contacto con la empresa para torear en Fallas?
Estamos en ello pero intuyo que será difícil. Es una plaza en la que he triunfado y me gustaría entrar en los carteles. Mi apoderado ha hablado con la empresa pero no sé más.
Cuenta en su haber con dos puertas grandes en Valencia. La primera, la tarde de la alternativa, donde hubo un toro bravo?
Los toros bravos dicen que descubren a los malos toreros y no fue sencillo resolver aquella papeleta después de todo lo sucedido con la cornada a Ponce. En el plano personal, tuve que superar una cornada que me pegó un novillo en Utiel, pero se juntó todo y hubo un triunfo importante. Después toreé la de Cuadri en julio, una corrida en que disfruté mucho, y le corté las dos orejas a un toro de Torrehandilla, una tarde importante porque la plaza estaba llena.
Hay un factor de suerte, pero también existe un componente de momentos. Y no hay mejor cosa que poder aprovechar un buen momento.
Pues sí, cortar dos orejas en una plaza de primera, delante de tu afición es más complicado de lo que se piensa.
La tarde del Capea en las pasadas Fallas no fue de triunfo pero le serviría para evolucionar?
Sí. Por ejemplo, con mi primer toro tuve momentos en que disfruté y la gente creo que también lo hizo. Con la mano derecha toreé a gusto por momentos, me tiré muy recto a matar porque si lo mataba tenía la oreja cortada. Todos esos momentos sirven para evolucionar aunque de cara a las empresas no sirva.
¿Qué factor resuelve la ecuación con las empresas?
En mi situación, necesito cortar orejas sí o sí. Aquí no vale sólo con estar bien. Una figura del toreo tiene cuarenta tardes firmadas y si no corta dos orejas hoy, las corta mañana. Los que no contamos con ese privilegio, nos lo jugamos todo a una carta.
¿Y Madrid?
Las Ventas es la plaza que te da la llave de otras ferias. Éste será mi tercer año como matador de toros, es mi momento de confirmar la alternativa. Si Dios quiere, este año estaré en Madrid.
¿Cree que un triunfo en la cátedra del toreo le subiría al carro de los toreros jóvenes con proyección?
Sí, claro. Ahí tenéis el caso de Román. Si Madrid no te pone en el carro, mejor pliega los trastos.
¿Dónde marcaría los principales hitos de su carrera artística?
El invierno de mi primer año de alternativa resultó crucial porque asimilé las seis corridas de toros en las que actué.
El periplo americano le ayudó a evolucionar.
La gente me acogió muy bien y disfruté mucho con el toro mejicano.
Una curiosidad para finalizar. ¿Por qué Jesús Duque?
Mi padre es de una aldea de Requena que se llama Los Duques, donde tenemos una casita que cuando tengo citas importantes me retiro allí para mentalizarme. Siempre he estado muy ligado con el pueblo de mi padre porque allí toreé las primeras becerras. Creo que era oportuno llevar los nombres de los duques por todas las plazas.
