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Mando artístico

La alta velocidad valenciana del arte español

Los valencianos Manuel Borja-Villel y Miguel Falomir dirigen los dos principales museos españoles, el Reina Sofía y el Prado

Manuel Borja-Villel y Miguel Falomir, el pasado miércoles en el Paseo del Prado de Madrid. fernando bustamante

Fueron estudiantes en el mismo aulario de Geografía e Historia, y después de pasar cinco años en la vieja facultad del campus de Blasco Ibáñez, su posterior formación académica también pasó por Nueva York. Ambos fueron seleccionados por la beca Fullbright, una de las más prestigiosas del mundo, para completar sus estudios. Ahora Manuel Borja-Villel (Borriana, 1957) y Miguel Falomir (València, 1966) dirigen los dos principales museos españoles, el Reina Sofía y el Prado. Dos valencianos con el máximo poder cultural en Madrid.

Levante-EMV consiguió reunirlos el miércoles pasado en el Paseo del Prado, justo a medio camino del centro de arte contemporáneo y de la gran pinacoteca española. Pese a que sus despachos están separados por tan sólo 10 minutos a pie, sus atiborradas agendas hace que el encuentro organizado por este periódico sea el primero desde que Miguel Falomir fuera nombrado director del Prado el 17 de marzo, aunque lleva vinculado al museo desde hace 20 años. Primero como jefe del Departamento de Pintura Italiana y Francesa, y tras diferentes cargos asumió la dirección adjunta de Conservación e Investigación. Por eso, se conocen desde hace tiempo, aunque sus gestiones en la historia del arte sean de periodos distintos. Sin embargo, dirigir los dos principales museos estatales hace que tras los primeros saludos, hablen de trámites administrativos. Ya se sabe que Madrid casi todo es como un ministerio.

Tras una rápida sesión de fotos conjunta, e intercambiar los números de teléfono privados, cada uno vuelve a sus dependencias. Es mediodía, pero sus días de trabajo son muy largos.

El miércoles se cumplía los ochenta años del bombardeo de Guernica, y el cuadro de Picasso es el gran reclamo del Reina Sofía. Con la llegada de Falomir a la cúspide del Prado se terminó la polémica sobre la ubicación de la obra magna del pintor malagueño, pero Borja-Villel todavía anda con los actos sobre el Guernica. Lleva al frente del Reina Sofía desde 2008, y puede presumir de cumplir un adagio muy popular en La Plana, aquello de Borriana-Nueva York-Barcelona y Madrid. Tras ocho años de director en la Fundación Antoni Tàpies de Barcelona y una década también al frente del Museo de Arte Contempáneo de Barcelona (MACBA) es uno de los grandes especialistas mundiales en arte moderno.

«Siempre tengo presente València», dice Borja-Villel. No sólo por la vinculación familiar, sino también por la profesional. Compañero de carrera de Vicent Todolí, la otra autoridad valenciana en arte contemporáneo, está muy al día de la programación del IVAM y del Centre del Carme. De hecho, el director del Reina Sofía estuvo en el comité de selección que propuso a José Miguel G. Cortés para dirigir el IVAM. Un museo, que según su opinión, está saliendo de la etapa oscura y va camino de recuperar el esplendor perdido.

La reorganización de la exposición permanente del Reina Sofía, la programación de muestras temporales arriesgadas, como las de James Coleman, o la magnífica exposición sobre Salvador Dalí hablan de la marca que Borja-Villell está dejando en el buque insignia artístico de España, en una etapa donde las restricciones presupuestarias han sido máximas. Ese guión ha sido paralelo a lo que se está desarrollando en el IVAM, un museo, al igual que el Reina, donde la colaboración con otras pinacotecas internacionales y con entidades privadas resulta clave para reivindicar su sitio en el mundo cultural europeo.

También conoce a José Luis Pérez Pont, el responsable del Consorci de Museus de la Generalitat, al que alaba la política de ayudas para la promoción de artistas emergentes. También está al corriente del futuro centro de arte de Bombas Gens, una realidad que abrirá sus puertas próximamente y que será un aldabonazo cultural de primer nivel en València. Borja-Villel, como no, sabe de la capacidad de gestión de Nuria Enguita, su directora, con la que trabajó en su etapa en el centreo de Tàpies.

Miguel Falomir, por su parte, ha realizado un aterrizaje perfecto en el Prado. Conocedor de todos sus recovecos y con el aval de ser una autoridad científica de reconocido prestigio, se augura una diligencia de calado al frente de la todopoderosa pinacoteca española. Establecido en Madrid desde hace cuatro lustros, mantiene una conexión valenciana estrecha, pues sus padres y hermanos viven en València.

Falomir y Borja-Villel son la pareja con más poder en el mundo del arte español, y puentes claves para que la conexión valenciana sea de alta velocidad.

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