Fueron el indie antes del indie, el faro que iluminó un cambio de era en la música española. A finales de los ochenta surgió en Albacete una banda que no admitía réplica. Surfin´ Bichos dejó un legado que va más allá de sus discos. Influyó a toda la ola posterior de grupos que formó el primer destacamento del indie nacional. Grupo de culto, se estrena hoy en Benicàssim, festival que no en su día no pisó por una sencilla razón. Surfin´ Bichos se separó antes de que naciera el FIB. Fernando Alfaro, líder y principal compositor de la banda, juega con las palabras para explicar las sensaciones con las que afronta la actuación de esta noche: «volvemos a la casa donde nunca estuvimos».
No ha estado Alfaro nunca en el FIB con Surfin´ Bichos, que hoy paga la deuda, pero sí con sus proyectos posteriores. Sin ir más lejos, el año pasado actuó con Chucho, pero el motivo ahora es especial. Surfin´ Bichos interpretará al completo el disco Hermanos Carnales, 25 años después de su lanzamiento.
«De nuestros discos, seguramente es el que tenga un sonido más fuerte, por lo que es muy agradecido en directo», explica Alfaro, que asume con naturalidad la etiqueta de padrino del indie que a menudo se le atribuye. «Fuimos de algún modo precursores y generamos junto a otras bandas (cita a Le Mans, Cancer Moon o Las Aventuras de Kirlian) una onda expansiva que se tradujo en un movimiento». Esa onda incluyó con los años el nacimiento del FIB. Alfaro lo conoció con Chucho, primero en las carpas vespertinas «con calor brutal y petado de gente», en el festival pre-guiris, y después en escenarios mayores y nocturnos, como bandera de todo eso que con su anterior grupo había ayudado a crear.
Por eso el FIB es de alguna manera también la casa de Surfin´ Bichos, aunque nunca la hubieran habitado. «Yo ya tengo más de 50 años», tercia Alfaro, «ya manejamos una biografía extensa, te las sabes todas, pero aún así esto es especial, porque es tocar con mi primer grupo, el que más peso tuvo en mi juventud».
Surfin´ Bichos partió de la «raíz americana» y adoró al «tótem de la Velvet Underground» para darle la vuelta a la música popular española. En ello sigue Fernando Alfaro, ya desde la atalaya del prestigio alimentado durante décadas, sin perder «los impulsos» creativos, el mismo funcionamiento «anárquico» y la «alergia a la disciplina». Y todo comenzó en Albacete, «un lugar curioso», según el propio Alfaro. «Puede ser de tamaño similar a Castelló, pero es distinto. Alrededor no hay núcleos grandes de población. Es un cruce de caminos entre Valencia, Murcia y Madrid. Hay poco sentido de pertenencia y mucha diáspora. Somos por lo general descreídos y quizá por eso se han generado cosas culturalmente interesantes». Como ellos.
