Cincuenta autobuses partieron a principios de semana desde el Santiago Bernabéu. El Real Madrid no se jugaba la Liga en ningún sitio. No había manifestación alguna a la que apuntarse. Eran cincuenta autobuses fletados por la organización del Arenal Sound, que vive en Borriana estos días su octava edición, acogiendo a sesenta mil espectadores diarios y afianzado como punto de reunión para la juventud nacional. Ningún festival ha crecido tanto y tan rápido. Es el fenómeno Arenal.

«Desde el primer momento tuvimos claro que no debíamos vender un simple festival de música sino una experiencia completa», afirma Tomás Abril, miembro de la organización, responsable de la comunicación. Esa experiencia incluye convivencia, fiesta inagotable y playa privada. El Arenal Sound nació en un contexto feroz, en un mercado saturado y tremendamente competitivo. Necesitaba distinguirse. Tras un estreno de tanteo, el festival halló un filón para generar su propio nicho de mercado: la chavalada. Lo hizo reventando lo establecido, explorando unos canales nuevos de promoción como eran entonces las redes sociales. El Arenal llegó ahí el primero, tomó el liderato de manera apabullante y todavía administra esa ventaja.

La militancia

Borriana es el destino soñado para aquellos que tienen de 18 a 25 años y buscan pasar «la mejor semana del año». El crecimiento del festival, que enseguida fue doblando aforo hasta convertirse en su quinta edición en «el más multitudinario del verano», se explica por una política de precios agresivos y una doble capacidad: la de fidelizar a la clientela y a la vez seguir captando a los más jóvenes. Vale tanto el boca a boca clásico, en el instituto, como el virtual, de Twitter a Instagram pasando por Facebook. «Cada año hay miles de chavales que desean cumplir 18 años para venir al Arenal», sentencia Abril, inapelable. Eso ocurre en cualquier rincón de España. El Arenal es «el primer festival». Después habrá más, pero como en el amor, primero solo hay uno.

Ir a Borriana con tus amigos es una especie de rito iniciático hacia la vida adulta. Según datos de la organización, el 92 % de los visitantes son españoles. «De Madrid, del norte (2o autobuses directos desde Bilbao), de Barcelona, de cualquier sitio», todos destilan la misma sensación efervescente que emana del propio festival. El mejor Arenal está por llegar. Están construyendo algo nuevo de lo que toda una generación siente que forma parte.

El prejuicio

Esa abrumadora aceptación entre los jóvenes es a la vez una vía de acceso a la conquista de patrocinadores. En el Arenal entra todo, también en su reflejo musical: pop, electrónica, rap, mestizaje y guitarras. Es un festival despreocupado, ligero, que no se hace preguntas porque prefiere ofrecer respuestas. Que no se cierra puertas porque prefiere tenerlas todas abiertas. Por Borriana han desfilado mundos tan opuestos como el de Taburete, el grupo del hijo del extesorero del PP, Luis Bárcenas, o el de Los Chikos del Maíz, la banda de rap preferida de Pablo Iglesias, secretario general de Podemos. «Nos gusta romper prejuicios», tercia Tomás Abril, «y en nuestro público hay gente muy diferente unida por las ganas de ver conciertos y pasarlo bien. ¿Por qué no puede actuar un día Dulceida y otro Aspencat? Habrá teorías al respecto pero la realidad es que después funciona». Abril también desprecia la habitual definición de botellón con música. «En el Arenal hay botellón, claro, pero lo hay en todos los festivales masivos.

Luego cada uno ve los conciertos que le interesan y a la hora a la que le interesan. A veces se desprecia al sounder por ser muy joven, pero luego los propios grupos comentan que el concierto del Arenal es el mejor de la gira, por la energía que se genera, por cómo se vuelca el sounder. Viene tanta gente que hay público para todos».

El Arenal luce con orgullo la etiqueta de festival sin nostalgia. «Lo que buscamos son grupos divertidos y sobre todo actuales. Queremos las canciones que están sonando ahora», explica Abril en referencia Icona Pop, Clean Bandit, Jonas Blue y otras apuestas del cartel. «El festival está encaminado hacia eso sin olvidar que nuestra base son los grupos españoles. Cada año vamos dando más y mejor con la tecla», asegura Abril, que al futuro solo le pide «continuar en la playa, como este año, e ir puliendo mejoras» en las infraestructuras, desde la zona de acampada hasta el escenario principal, más potente.

Reclamos

La octava edición del Arenal Sound comenzó el martes y termina el domingo. Hoy el festival empieza a funcionar a pleno rendimiento, con los cuatro escenarios activos. Martin Garrix, Bastille, Lori Meyers, Icona Pop, Fedde Le Grand, Jake Bugg, Kshmr, Amaral, Sam Feldt, Iván Ferreiro, Clean Bandit, Yellow Claw y Kase.O lucen en grande en los carteles.