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Movimiento cultural

Mods, mucho más que trajes y soul

El valenciano Dani Llabrés publica «Mods, guía para una vida elegante», un monumental repaso a la cultura popular del siglo XX desde el prisma de ese movimiento juvenil - València fue la «vanguardia» del «modernismo» español en la década de los 90

Mods, mucho más que trajes y soul

¿Qué tienen en común Hitchcock, el soul, las sillas-bola, Maxwell Smart, The Who, los chaquetas ceñidas, las Scooters, la Bauhaus, el modern jazz y bailar hasta la mañana siguiente? Pues al menos dos cosas: que son cosas que molan y que aparecen en Mods, guía para una vida elegante (Lenoir Ediciones), la definitiva enciclopedia sobre ese movimiento juvenil, escrita por el valenciano Dani Llabrés.

Aunque ahora vive en Medellín -«aquí sólo hay un mod, y ha resultado que soy yo»-, Llabrés es uno de los «históricos» de esa escena valenciana que se puso a la vanguardia del país en la década de los 90. «En esa época muchos de los primeros mods de Madrid y Barcelona se lo habían dejado. En València éramos un número la mar de abultado que no paraba... Fiestas cada fin de semana, concentraciones y rallies, siempre buscando ropa en los mercadillos, yendo al sastre, había un montón de hojas informativas, nuestros propios grupos... Comíamos, bebíamos y dormíamos mod». Pero ya nada es igual. «A principio del XXI hubo un sustancioso relevo generacional, pero hoy no existe una escena mod como tal, o así era cuando yo me fui de hace tres años. Eso no significa que no existan mods, aficionados a todo lo 60´s, fanáticos del soul, buenos DJs de R&B o música jamaicana. Un mod sigue teniendo plan en València cada fin de semana».

Pero hablemos de este «libro monumental que refleja la ambición expansiva del movimiento, en su vertiente más exquisita e inquisitiva», en palabras del periodista Diego A. Manrique. En sus algo más de 468 páginas, Llabrés presenta una enmienda a la era del Google y la Wikipedia condensando en papel cientos de nombres y conceptos relacionados con esta subcultura elitista y juvenil nacida en el Londres de mediados del pasado siglo. En las más de 600 entradas de la guía predomina la música y todo lo que gira a su alrededor (artistas, estilos, discográficas, clubes...) pero lo mod, como el libro advierte, abarca mucho más: cine, literatura, moda, diseño, motor... «La música y la ropa son las partes más importantes de esta subcultura -reconoce el autor-, pero hay más. Las scooters italianas también son una parte bastante vistosa y hay una parte artística que está muy unida a la escena pop art, la nouvelle vague... Mucho cine y gran cantidad de series de los 60, fotografía, novelas olvidadas...».

Y pese a esta universalidad y enciclopedismo, nada relacionado con la política. «La política no tiene que ver con la cultura mod -asegura Llabrés-. Como toda subcultura se mueve por el underground del mundo de los "normales". Los mods no intentan cambiar su mundo, solo quieren ser los que mejor visten, los que tienen los mejores discos y los que se lo pasan mejor. Hedonismo puro y duro, dandismo de catacumba».

Dani Llabrés entró en esta subcultura «por eliminación». «En el 1985 yo era un niño de uniformado colegio de curas que no quería ser como los demás. Recuerdo haber hecho un listado de los que entonces se llamaban "tribus urbanas" y haber ido descartando hasta que solo me quedaron los mods». Después de tantos años y muchas experiencias, Llabrés sigue manteniendo su entusiasmo por el «culto». «Una vez mod, siempre mod», que dijo esa especie de semidiós llamado Paul Weller. «Soy un mod que lleva en esto más de 30 años. Y 30 años de fanatismo por algo dan para mucho. En más de tres décadas de pasión e investigación algo acabas sabiendo y eso es lo que he intentado reflejar en el libro».

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