«¡Vicio! ¡Cachondeo! ¡Locura! ¡Diversión!». Así, entre sonoras exclamaciones, se define el fanzine 2.000 Maniacos en la portada de su número 50, una cifra espectacular para una «publicación libre» de este tipo y que es más espectacular aún si se tiene en cuenta que la revista de cine de terror B y Z, erotismo y cultura popular lleva editándose desde 1989. «El secreto es que nos hemos tomado la revista como un hobby -relataba ayer Manuel Valencia, impulsor y cerebro viscoso de 2.000 Maniacos-. No vivimos de esto, lo hacemos para pasarlo bien. Y aunque el objetivo es ofrecer un producto lúdico, al mismo tiempo tenemos claro que hemos de ser rigurosos y serios en los contenidos».

Ya hace tiempo que 2.000 Maniacos es uno de los referentes en España de la cultura subterránea a base de sesudos estudios como los que protagonizan el número 50 sobre Jocántaro (un monstruo mitad pulpo, mitad centollón), el porno MILF, Ted V. Mikels (director de, por ejemplo, The Astro-Zombies) y realizadoras de terror. «Nacimos a finales de los 80, cuando apenas había nada para llegar a nuestras películas favoritas. Ni internet, ni canales especializados, ni DVD ni nada. Sólo VHS y alguna revista», explicaba ayer Manuel Valencia.

Ante la necesidad de esa generación nacida a principios de los 70 de contar con una especie de guía cultural, este estudiante de Económicas metido a periodista decidió crear 2.000 Maniacos. En su primer número (en blanco y negro, fotocopiado y con un precio de 100 pesetas) una foto de La parada de los monstruos de Todd Browning servía de declaración de principios. Desde entonces por ahí ha escrito gente como Guillermo del Toro, Román Gubern, Carlos Aguilar o Jesús Palacios, y han sido entrevistados, en muchos casos antes de alcanzar la fama, Peter Jackson, Sam Raimi, Álex de la Iglesia, Santiago Segura, Bruce Campbell, Nacho Vigalondo, Gordon Lewis, Bill Plimpton, Ginger Lynn o Mario Salieri. Toda esa trayectoria ha quedado reflejada ahora en Maniacos de la serie B, un documental dirigido por Luis Sánchez Toledo y el propio Manuel Valencia, que se estrenó el pasado 7 de octubre en el Festival de Sitges.

«La cultura popular la descubrimos poco a poco a través de los quioscos y videoclubs de barrio. Yo crecí en Orriols y ahí teníamos tres videoclubs, donde alquilé El ataque de los tomates asesinos, y dos cines de barrio que te ponían sesiones continuas con pelis de destape, clásicas o ciencia ficción. Esa València, con ese aroma de cultura popular, se ha perdido».

A pesar de los pesares y de Internet, Manuel Valencia ve el futuro del fanzine con optimismo. «El papel está en crisis, pero mientras haya coleccionistas interesados en la cultural popular, 2.000 Maniacos nunca morirá».