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Talante y talento

Obras de Haydn, Shostakovich y Beethoven | Palau de la Música (valencia)

Sociedad Filarmónica de Valencia

Intérpretes: American String Quartet (Peter Winograd y Laurie Carney, violines; Daniel Avashalomov, viola y Wolfram Koessel, cello)

Segundo cuarteto de cuerda de la temporada: una formación que siempre cuenta con amplio beneplácito entre los socios de la SFV. La inclusión del otro cuarteto de Shoskakovich removió la rutina de los clásicos de repertorio como Haydn, Mozart, Beethoven o Mendelssohn. No es el ruso un autor que, aunque vaya a más, sea de gran público. De ahí que cualquier audición de sus obras sea siempre, como poco, de grata recepción e interés.

La versión del Cuarteto nº 3, Op. 73, hay que decirlo, fue modélica. Su sonoridad de corte afilado, con su constante dosis de acidez acústica y piruetas melódicas, sobresalió con aplomo, energía y marcialidad, incluso.

Los componentes del American String Quartet cincelaron con precisión cada movimiento seduciendo a la audiencia con sonoridades a veces transparentes y otrora translucidas, un efecto no siempre conseguido desde el arco y las cuerdas. Afinados y equilibrados en el ensemble -y no menos en sus individualidades- llamó la atención la muy adecuada situación del cello de Koessel: de cara al público, con lo cual su sonido se proyectaba sin obstáculos como sucede en otras formaciones. Tambien sobresalió el lucimiento de la viola de Avashalomov, un instrumento al que muchas veces se escucha por debajo de la línea de flotación. Lástima que no incluyeran el Cuarteto Americano de Dvorak o La muerte y la doncella, de Schubert, como se escucharán en otras ciudades españolas de su gira, en lugar de los prescindibles Haydn o Beethoven.

De este último, interpretaron el Cuarteto n 9, Op.59/3, de Beethoven, en una versión solemne aunque dinámica, desplegando su talento -que es superlativo- con un alarde técnico basado en la experiencia de más de 40 años trabajando en comandita. El músico de Bonn escribe con una aparente facilidad sobre el papel pero hay que tener el talante del ASQ para solucionar los escollos y sacar a flote, como ellos hicieron, el carácter de la obra con la calidad artística de los violines de Winograd y Carney.

Haydn escribió cerca de 80 cuartetos: los del ASQ interpretaron el nº 1 Op. 76 con una sonoridad diáfana, individualizada pero empastada a la perfección entre ellos. Más justos que ajustados en esta primera obra, algún desacople corporativo no empañó el resultado final. Finalizaron con una Cavatina beethoveniana que complació a la no muy numerosa asistencia. Ellos se lo perdieron.

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