La comedia romántica de aventuras «La ternura» propone en el Teatro Principal de València una reflexión acerca de «la dificultad de huir del amor» en una «reivindicación de la esencia de la humanidad» que parte de «la carcajada». Su autor y director, Alfredo Sanzol, se inspira para ello en el universo de Shakespeare, aunque lo hace desde un punto de vista contemporáneo.

Así lo comentaron ayer en durante la presentación de esta obra el director adjunto de Artes escénicas del Institut Valencià de Cultura (IVC), Roberto García, junto a los intérpretes Paco Déniz, Elena González, Natalia Hernández, Juan Antonio Lumbreras y Eva Trancón, a quienes sobre el escenario se suma Javier Lara. «La ternura» se podrá ver en el Principal hasta el 11 de febrero.

Para escribir «La ternura», Sanzol ha tomado referencias de obras de Shakespeare para crear una comedia de leñadores y princesas en la que el director intenta trasladar «la imposibilidad de protegernos del daño que produce el amor», porque «si queremos amor nos tenemos que arriesgar a sufrir».

Matrimonios de conveniencia

Esta obra cuenta la historia de una reina algo maga y sus dos hijas princesas que viajan en la Armada Invencible obligadas por Felipe II a casarse en matrimonios de conveniencia con nobles ingleses una vez que se lograse con éxito la invasión de Inglaterra. La reina Esmeralda odia a los hombres porque siempre han condicionado su vida y le han quitado libertad, así que no está dispuesta a que sus hijas tengan el mismo destino que ella.

Cuando la Armada pasa cerca de una isla que la reina cree desierta crea una tempestad que hunde el barco en el que viajan. Su plan es quedarse vivir en la isla con sus hijas para no volver a ver un hombre en su vida. El problema es que eligen una isla en la que desde hace 20 años viven un leñador con sus dos hijos, que huyeron allí para no ver una mujer en su vida. En cuanto la reina y las dos princesas descubren que no están solas se visten de hombres para protegerse. Y aquí comienzan las aventuras, los líos, los enamoramientos y las confusiones que guían el hilo argumental.

García explicó que «La ternura» es una «comedia romántica de aventuras estilo Shakespeare» sobre «la imposibilidad de protegernos del dolor de las relaciones» en un producto teatral «aparentemente ligero pero cargado de contenido». Déniz señaló que el director de esta obra puso sobre la mesa unas líneas argumentales «claras», sobre las que después invitó a improvisar a los actores. Como resultado, en esta «comedia de género y de generación», según la definió Juan Antonio Lumbreras, se percibe la «complicidad» sobre el escenario.

García también afirmó que esta obra «tiene algo de fábula», además de tintes de «juego erótico, magia, volcán y tempestad», agregó Lumbreras. Déniz destacó que todo ocurre en una isla desierta, «un paraíso al que evadirse» y en el que se explicita que «uno se tiene que enfrentar a sí mismo».