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Crítica de teatro

¿Sincera amistad?

Isabel y Pere han organizado una cena a la que han invitado a Vicent (hermano de Isabel), Anna (su pareja) y Carles (un gran amigo desde la infancia). Entre ellos hay mucha confianza, hasta el punto de gastarse bromas pesadísimas, tirarse pullas que rozan el insulto y perdonárselo todo. Sin embargo, hay cosas que no saben unos de otros. Cada uno de ellos guarda algún secreto: un sentimiento, una opinión, una relación. Y cuando deciden ser sinceros, bien por decisión propia o porque han sido descubiertos, la caja de los truenos se abre y surgen conflictos que había soterrados. A partir de una conversación trivial -la elección del nombre del bebé que esperan Vicent y Anna- sus relaciones se desestabilizan y emergen las rencillas y los silencios. Esto, precisamente, es lo que hace que «El nom» (de Matthieu Delaporte y Alexandre de la Patellière, versionada por Jordi Galceran) comience siendo una comedia ligera y acabe convirtiéndose en una obra más completa, con la que el espectador se identifica y cuyos protagonistas resultan familiares.

Joan Peris ha dirigido este espectáculo con un ritmo ágil, pero también planteando situaciones en la que los personajes se toman su tiempo para pensar en lo que está pasando. Esta combinación hace que el humor se plasme de forma contenida pero cargado de sarcasmo y mordacidad. No asistimos a un montaje que encabalga broma tras broma, sino que el humor está trabajado a fuego lento y servido en su punto. Mucho tiene que ver en esto el reparto: Pilar Almeria, Josep Manel Casany, Ferran Gadea, Cristina Garcia y Ximo Solano están fabulosos en sus respectivos papeles, confiriéndoles las luces y las sombras que cada uno necesita.

Peris también se ha encargado del espacio escénico -minucioso y funcional- y la iluminación de este entretenido espectáculo que plasma la complejidad de las relaciones.

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