Hace unos días, el Secretario General del PSPV, Jorge Alarte, afirmó que "Fórmula 1 si, pero otras cosas, también". No sé si es una ambigüedad calculada, en un afán de ganarse el voto de los partidarios de los coches1, o un posicionamiento gubernamental. Es decir, una declaración de intenciones para demostrar a determinados sectores sociales y empresariales que no se opone por sistema a las tareas del Consell de Camps, y que está preparado para asumir en el futuro el gobierno de la Generalitat. sin estridencias ni radicalismos. Si es esto, se entiende, también, su anuncio de la retirada de la demanda judicial del grupo municipal socialista de Valencia contra la parcelación del viejo Mestalla y los metros puestos a la venta.

Pero, en mi modesta opinión, en esos "caladeros" tiene poco que pescar. Los partidarios de la Fórmula 1, en su actual formato de circuito callejero, no le van a votar; en cambio puede perder el apoyo de aquellos que están en contra, que son muchos. Entre otras cosas, porque si hacemos caso de la propaganda oficial, el 40% de los asistentes no son valencianos y del resto puede contabilizar un 20% más entre invitados, miembros de los equipos y personal vario que este año, para hinchar las famélicas cifras, contabilizó Valmor. La diferencia entre la capacidad (75.000) y las cifras de asistentes dadas (81.231) ya nos da un 7,62% (6.231 personas) de margen, por lo que no es descabellado pensar en una cota semejante, sobre todo si añadimos los huecos que había en las gradas, lo que nos permite sospechar que no había más allá de 70.000 espectadores de pago (y si no que hagan públicas las cifras, que tampoco es tan difícil). En resumen que, a Alarte y al PSPV le quedan, más o menos, 30.000 asistentes a quienes hincar el diente, y pongo mi manita en el fuego que buena parte de esos 30.000 no le votan.

Al margen de estas elucubraciones electoralistas, hay razones de peso en contra de la Fórmula 1 y si Camps y su entorno no han abandonado ya ese circo, es porque no pueden (compromisos o secretísimos), o por "sostenella y no enmendalla", para no darle a la oposición una baza electoral. En su día, yo estaba a favor de la Fórmula 1, pero en Cheste. Jamás en ese circuito callejero costosísimo. Hoy,estoy totalmente en contra, sea donde sea.

La primera razón es económica. No se sostiene, de ninguna manera, que en momentos de crisis como la actual se paguen 26, 18 o los millones que sean de canon por la celebración del evento. Un canon, que no se paga por los JJOO, los campeonatos del mundo y un sinfín de grandes competiciones internacionales. Si a ello se le añade la inversión anual en el acondicionamiento y los ya invertidos, la cosa no sale rentable se mire por donde se mire. Ni empleo, ni hostelería, ni nada.

La segunda razón acompaña a la primera: la Fórmula 1 ha perdido mucho gancho, está en plena batalla de intereses entre la FIA, las escuderías y la empresa de Ecclestone. La crisis ha arrastrado a Honda a retirarse, a anunciar su retirada a BMW, veremos qué pasa con la propia Renault si la sancionan o se va Alonso a Ferrari. Y para acabarlo de arreglar no hay ningún gran piloto que subyugue a las masas en estos momentos. El último grande fue Schumacher.

La tercera razón, es la del interés o audiencias mundiales, que han bajado mucho. Por esa pérdida de prestigio, y por sus elevados costes han dejado de organizarse los Grandes Premios de Canadá, Estados Unidos y Francia. Casi nada. En toda América sólo se disputa el de Brasil, y el GP de Bélgica y el alemán de Nubürgrim, se están planteando alternarse en la organización. En todo el norte de Europa, no hay ningún GP, como en África. Y en Australia se lo piensan. Sólo en Asía, sobre todo en los países del petrodolar, tiene buenas perspectivas. Hemos comprado algo en decadencia, y una vez más, tarde.

Otra razón, no menos importante, es la ecológica y medioambiental. Un vehículo de Fórmula-1 emite a la atmósfera más de 1,5 kg. de dióxido de carbono por Km. recorrido. Como en el GP de Valencia totalizan 309 Km., cada uno lanzó 463,5 Kgr. Por tanto, los 18 vehículos que terminaron la carrera, emitieron aproximadamente 8,3 Toneladas de CO2, en pleno casco urbano. Una auténtica barbaridad.

Hay otras cuestiones colaterales, que la oposición haría bien en averiguar, como el coste de la compra de los derechos de retransmisión que ha hecho Canal 9 a La Sexta, sin ninguna necesidad (salvo la de que salgan los amigos); la participación y prestación de servicios de la Sociedad Circuito del Motor a Valmor; quién paga los costes de la productora de televisión... Sobran razones para posicionarse en contra.

?Profesor de la Universitat de València