El descenso del Valencia B-Mestalla a Tercera División, categoría que había abandonado hace dos años, ha abierto un debate en el entorno del club de Mestalla. Los aficionados se preguntan si el batacazo del filial es el reflejo del fracaso de la política del fútbol base del club o si sólo se trata de la mala planificación del equipo. Los resultados del resto de conjuntos inferiores apuntan a lo segundo. "Los juveniles, cadetes y el resto de equipos de la escuela han firmado, en general, unas excelentes temporadas, por lo que no se puede hablar de un problema global", apuntan fuentes de la escuela de Paterna.

Efectivamente, el Valencia ha arrasado en las distintas categorías. ¿Por qué, entonces, el filial ha dado un paso atrás Las causas tienen un argumento, principalmente, económico. "El filial es el equipo que menos se puede retocar, porque hay unos contratos vigentes". apuntan desde la Ciudad Deportiva. La crisis obligó la pasada temporada a ajustar el presupuesto y para el próximo ejercicio se destinarán unos tres millones de euros menos.

El filial es el equipo a donde van a parar los mejores futbolistas de la cantera, todos los que han ido superando las cribas que se producen al final de cada curso. Pero siempre hay refuerzos: futbolistas jóvenes que el club ficha para que se fogueen con el objetivo de llegar algún día al primer equipo o poder sacar una buena tajada por un futuro traspaso. La delicada situación económica no permitió este año apuntalar apenas la plantilla. Los refuerzos llegaron tarde. Vista la decadente trayectoria del equipo, el Valencia decidió apuntalar el grupo en diciembre con tres incorporaciones: Dani, Pablo y Héctor Verdés. A ellos se unió Michel, entonces en el primer equipo, rescatado para la causa. Pero ya era demasiado tarde. " Las cosas se torcieron desde el principio y el equipo se hundió en el fondo de la clasificación", aseguran. El Villarreal es el único equipo con su filial en Segunda A. Once equipos más de Primera lo mantienen en Segunda B -Osasuna, Athletic, Real Madrid, Tenerife, Sporting, Racing, Atlético, Mallorca, Espanyol, Barça y Sevilla. La escuela de la Masia aparece, irremediablemente, como la gran referencia a seguir, por el distinguido estilo de juego que se practica desde los alevines. Y porque el club ha cerrado las puertas a los numerosos representantes, muy presentes aún en Paterna.

En el Valencia hace un par de años que se estableció una política de juego referente. "Ahora hay una identidad de juego. Se pretende que todos los equipos jueguen con las mismas ideas. Si pensamos que queremos formar jugadores de primer nivel, hacemos que sean atrevidos. Deben de ser jugadorees que participen mucho, que lleven la iniciativa, de forma que haya equipos que toquen la pelota, que se atrevan a participar y que vayan a por el partido", asegura uno de los entrenadores consultados. "En general, todos los equipos han hecho grandes temporadas jugando bien y aprendiendo, que es lo que nos interesa", apostillan más fuentes de la escuela del Valencia. Pero mientras otros dan salida a futbolistas de la escuela, en el club de Mestalla es un proceso complicado. Las lesiones del primer equipo dieron la oportunidad, durante este año, a chavales como Joel y Lillo, pero ninguno apunta a jugar la próxima temporada en el primer equipo.