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Un seis estrellas. La catalogación del Veltins Arena sorprende, pero es que el estadio del Schalke 04 es uno de los mejores campos del mundo. Inaugurado en 2001 y construido para ser una de las sedes del Mundial de Alemania de 2006, tiene capacidad para 62.000 espectadores y es el único recinto del planeta que tiene la catalogación de "seis estrellas". Su coste fue de 190 millones. Es un estadio de Champions y, en 2004, acogió la final de la Liga de Campeones entre el Oporto y el Mónaco, una final que ganó el equipo del ahora valencianista Ricardo Costa por 3-0.

El Veltins Arena, inaugurado como Arena AufSchalke, pero que luego por patrocinio tomó el nombre de la marca de cerveza alemana, impresiona por su modernidad y su concepto innovador. Por su fisonomía recuerda más a una cancha de baloncesto de la NBA que a un estadio. El Veltins Arena sorprende. En todos los sentidos. Construido con fondos privados y propiedad absoluta del Schalke 04, lo que más llama la atención es que su césped es movible, es decir, es como una gran bandeja lo que permite que la cancha tome el sol o simplemente se ventile.

Techo y césped movible

El techo, transparente y cubierto de vidrios espejados, se cierra completamente. Sin embargo, una fuerte nevada hace unos meses -en pleno parón de la liga alemana-, provocó un enorme agujero en la cubierta y en la zona de prensa aún permanecen las huellas del desastre. El frío es destacable y además hay que ir preparado por si llueve. La principal preocupación eran los ordenadores y los aparatos de las emisoras de radio. en el centro de la cancha, sobre el círculo central, hay un enorme cubo, con cuatro pantallas gigantes de 35 metros cuadrados -las más grandes de Europa- al mejor estilo NBA, en donde se pasan, entre otras cosas, las repeticiones de las jugadas más importantes o polémicas, los goles (obviamente, sólo los del Schalke).

En el Veltins, un estadio multiusos, sin embargo, son las pequeñas cosas las que sorprenden. Por ejemplo. En los baños hay televisiones para que los aficionados no pierdan detalle y en el estadio hay hasta una capilla donde los más fanáticos pueden casarse, bautizar a sus hijos o simplemente ir a rezar por su equipo

Y un detalle. Por partido se venden -y no es un error- 52.000 litros de cerveza -asisten 62.000 hinchas-. Y ahí la curiosidad. La cerveza no llega ni en botellas, ni en latas, como es habitual, sino directamente en camiones, que llegan al estadio y descargan la bebida como si fuera combustible en cuatro grandes depósitos centrales; desde ahí se la distribuye por un sistema de cañerías refrigeradas, que surcan todo el estadio, para llegar hasta los puntos de venta. En total, para la cerveza, son cinco kilómetros de cañerías. Vamos, que el nombre de Veltins, tiene mucho sentido.

Un estadio con moneda propia

Y una curiosidad. El estadio tiene "moneda propia" ya que no se puede pagar con euros en sus instalaciones. La única moneda válida es el "knappen", que es el apodo que recibe el conjunto de la cuenca del Rhur pues antaño era el equipo de los trabajadores de las minas de carbón o "knappen" en el argot popular de la región. El "knappen" equivale a un euro y se trata de una forma de dinero artificial válida únicamente en el estadio. Los aficionados, periódicamente, hacen el canje para poder consumir en el estadio. Y, además, disponen también de sus propios canales de información. En la revista oficial del club, que se reparte en el estadio el titular de portada era : "Hasta la vista, el Schalke finalista". Y en español.

Los jugadores ni se escuchan

No es de extrañar que pese al frio la afición local, y con tanta cerveza corriendo, sea de lo más estruendosa. Ya advirtió Jurado, el pasado martes, que los jugadores no pueden hablar entre ellos en el campo porque apenas logran escucharse. Pero el estadio es tan espectacular, que hasta una delegación del Valencia, encabezada por Juan Soler, visitó el estadio el 18 de septiembre de 2007 para tomar nota de las peculiaridades del estadio. El nuevo Mestalla quería ser aún mejor.