Incapaz, ni adelantándose dos veces, de adormecer un partido a favor, el Valencia dejó escapar anoche, contra un motivado Espanyol, la posibilidad de sellar matemáticamente la tercera plaza y aprovechar otro paso en falso del Villarreal, su renqueante perseguidor. El empate no es grave, ya que el objetivo puede garantizarse con un punto en los dos partidos que restan, pero evidencia el excesivo desequilibrio entre ataque y defensa del conjunto de Emery y que condena irremediablemente los partidos a los contragolpes. El Valencia sigue alejado de la sobriedad con la que, no hace tanto, hacía que sus contrincantes cayeran derrotados, por cansancio o resignación, ante su zaga infranqueable.

En realidad, para el espectador imparcial este Valencia es un chollo. Garantiza partidos entretenidos y emociones fuertes, en ataque y en defensa. Alegre e incisivo para atacar, en defensa encaja con ligereza todas las irreverencias rivales. En la línea zigzagueante en la que se ha movido todo el curso, ayer regaló jugadas llenas de plasticidad, remachadas con dos goles que pudieron ser más, pero su zaga se resintió en cada ataque local.

El Valencia se ensañó con la inexperta defensa del Espanyol repitiendo, una y otra vez, el mismo movimiento. Un delantero recibía de espaldas, aguantaba la marca de los centrales tocaba a Banega o a Mata, que abrían a banda. Por allí los laterales (con Bruno destacado) y los extremos combinaban y llegaban con comodidad para centrar al área, donde siempre llegaba un rematador, el otro extremo o el segundo delantero, ganando por velocidad a su marcador blanquiazul. Así llegó el segundo gol, obra de Mata, y así casi culminan Joaquín, Jonas y Soldado otras jugadas. Apenas les faltó pocos palmos, lanzándose en carrera para pescar el envío raso procedente de la banda.

En el primer gol, Soldado, espabilado y con el apetito goleador insaciable, aprovechó un triple error españolista a la hora de retrasar un balón para birlarle la pelota al bisoño Raúl Rodríguez y batir sin dificultad a Kameni. El delantero valenciano, muy bien compenetrado con Jonas, volvió a desplegar su amplio repertorio de juego, no limitado en exclusiva al remate. Presionó con agresividad, armó el juego atacante, cubrió la pelota, cayó por banda, ha templado su temperamento... está sin duda, en el mejor momento de su carrera.

Entre esos dos tantos, llegó el empate de Osvaldo. Toda la pericia atacante valencianista zozobraba con un único despiste defensivo, con la relajación de las marcas. Con una jugada tan simple como una falta sacada rápido desde la medular buscando el desmarque de Osvaldo. El delantero, una de las sensaciones de la temporada perica a pesar de padecer una gravísima lesión, aguantó la tímida embestida de Navarro y de Dealbert, que acudió a la ayuda, se deshizo de ellos con un par de recortes, amagando y escondiendo la pelota, para fusilar con furia a un César vendido. Si el inconveniente defensivo en el Espanyol es su excesiva juventud, agravada con las ventas de Víctor Ruiz y Dídac en invierno, en el Valencia el problema es estructural. Las decenas de probaturas con distintos centrales, mal arropados por laterales y mediocentros, no han dado un resultado estable.

La segunda parte arrancó con una intensa oleada de ataques del Espanyol, nerviosamente solventados por el Valencia. Era el momento más comprometido para los de Emery y el meta César, perro viejo, concentró la bronca del público local, como en tantos otros campos, tomándose con parsimonia los saques de puerta, siendo finalmente sancionado con una cartulina amarilla. El partido pareció equilibrarse, empantanándose en múltiples pequeñas refriegas, hasta que el Espanyol, en otra complaciente acción defensiva, empató de nuevo. Luis García se escapó con facilidad de Mathieu, César rechazó mal, al centro, y Galán embocó a placer. Rugió el estadio de Cornellà, como lo hacía el viejo Sarrià, con el Espanyol volcado a la caza del tercero. El Valencia, con Albelda en el campo en los últimos minutos para tratar de contagiar algo de cordura, despejó el peligro como pudo para sumar un punto prestigiado por el empate previo del Villarreal.