En el Valencia alguien debería abrir una reflexión acerca de la incomprensible infrautilización de una joya como Juan Bernat. El canterano, con 18 años, se paseó en Orriols con el mismo fútbol contagioso con el que se convirtió en la gran sorpresa de la pretemporada. El zurdo fue el gran protagonista del derbi junto a Pablo Piatti. Con dos destacados encuentros contra el Levante UD el habilidoso extremo argentino se ha visto rescatado para la causa. Anoche, con dos goles y una asistencia, experimentó el subidón de autoestima necesario para, de ahora en adelante, jugar sin la ansiedad que ponía en peligro su adaptación.

Con la eliminatoria encarrilada desde el partido de ida de Mestalla, en la vuelta tanto JIM como Emery dieron minutos a los menos habituales y, en el caso «granota», incluso a los nuevos fichajes. Botelho y Serrano, con pocas horas de entrenamiento en el cuerpo con su nuevo equipo, fueron titulares.

El Valencia retocó piezas en casi todas sus posiciones, especialmente en el cuarteto atacante. En las bandas emergieron, pequeños y molestos como dos mosquitos, Piatti y Bernat. Los dos futbolistas necesitaban minutos, reconocimiento, volver a sentirse tan importantes como en la pretemporada.

De sus botas nacieron la mayoría de las acciones desequilibrantes del Valencia. Bernat hasta el momento había demostrado verticalidad, disparo, mucho descaro. Anoche también enseñó su capacidad como asistente de lujo, para desmontar defensas con un simple pase al espacio, mirando el desmarque de compañeros. Su sociedad con Piatti fue la noticia más grata de la noche para el Valencia, que en los últimos tiempos se ha acostumbrado en exceso a los destellos de Jonas, las apariciones de Pablo y, sobre todo, la dependencia goleadora de Soldado. De un pase cruzado del canterano nació la primera gran oportunidad valencianista. Piatti se desmarcó en velocidad y, solo contra Munúa, cruzó en exceso al segundo palo.

Una conexión letal

La segunda conexión entre los dos extremos sí acabó en gol, el segundo para el Valencia. Bernat recogió la pelota en la frontal. Sin alternativas claras, calmó las pulsaciones, como un jugador experto. Obligó a Ballesteros, un tanque pesado que le dobla en edad, a salir de la cueva, lo regateó en un palmo de terreno y, con la zaga descosida, remató la jugada con un pase al espacio a Piatti, que esta vez sí definió a placer.

Entre las dos acciones, el primer gol valencianista. Barragán, cada vez más acoplado, lanzó un largo pase en dirección a Piatti, que se desmarcó con suma facilidad, evitó que la pelota saliese fuera de banda y cedió a Aduriz, que fusiló a Munúa. Antes de acabar la primera parte, Bernat pudo haber redondeado su actuación con un gol, pero con Munúa batido su disparo de primeras, a centro desde la banda de Barragán, rozó el poste derecho de la portería levantinista.

Sí que puso la guinda, incansable e indemne de un marcaje muy contundente (ocho faltas), Piatti, con el tercer tanto, a cinco minutos del final, después de finalizar una jugada que él mismo inició y oportunista para aprovechar un rechace de Munúa.

En el apartado negativo, Dani Parejo volvió a cuajar una discreta actuación, muy lejos de lo que se espera de él y del esfuerzo económico que el Valencia realizó en verano. Fue fichado como mediocentro cuando su posición natural es la de mediapunta, pero anoche en esa posición su actuación volvió a ser deslucida.

Los detalles de Botelho

De la velada levantinista también pueden rescatar detalles positivos, sobre todo en el debut de Botelho. El lateral, adelantado al extremo, fue el levantinista más incisivo en la primera mitad, antes de que el marcador se decantara del lado visitante. El zurdo brasileño exhibió zancada y regate, facilidad para desbordar y buena predisposición para buscar el disparo, aunque en ocasiones pecó de individualismo. En el minuto 11 regateó a varios contrarios y chutó, aunque sin mucha fuerza. En otra de sus incorporaciones al ataque, en el minuto 38, se quedó en posición franca de disparo y solo el cruce de Albelda desbarató una clara ocasión de gol.

Cabe destacar también la aportación del joven Iván en el lateral derecho, muy atento en la anticipación en defensa y que plantea a JIM otra alternativa a las de Javi Venta y Pedro López. Peor suerte tuvo Óscar Serrano. Desplazado a pierna cambiada a banda derecha, apenas se le vio. Pese a no ser uno de los jugadores que se empleó con más dureza, fue el único expulsado.