Con la nave levantinista en un mar en calma, sin completar su tripulación pero sin nubarrones oscuros por el momento en el horizonte, han venido bien a nuestras tertulias granotas las nuevas noticias alrededor de la recalificación urbanística del Ciutat de Valencia. Desde que se han publicado hemos escuchado variadas reacciones referentes al futuro campo del Levante. Para muchos una opción sería compartir el estadio xoto en construcción con el Valencia. Particularmente no nos atrevemos a calificar esta opinión como descabellada. En tiempos de crisis podría solucionar problemas al Ayuntamiento de Valencia y a los dos clubs más importantes de su municipio. No haría falta, por otra parte, acabar este campo con una capacidad de más de setenta mil espectadores. Eso si que nos parece un disparate y convendría reducirlo. De otra manera quedaría medio lleno cuando jugara el Valencia y con un cuarto de entrada cuando jugara el Levante.

Al Ayuntamiento le solucionaría problemas porque quedaría bien con sus ciudadanos al recuperar terrenos cualificados en la zona de Orriols, a los que sumaría los recuperados en la zona de Mestalla. Y a los dos clubes porque reforzarían sus maltrechas economías con la operación aunque dejaran de tener campo y fuera del Ayuntamiento. Aficionados del fútbol valenciano nos podrán decir que no les gusta la idea de sentarse en una localidad que la jornada anterior ha estado ocupada por un seguidor rival capitalino. Es cuestión de tiempo habituarse. En Italia, donde la pasión futbolera alcanza límites superiores a la española, conviven en estadios municipales, por poner unos ejemplos, el Genoa y el Sampdoria en el Luigi Ferraris, el Milan y el Inter en el Giuseppe Meazza, la Roma y el Lazio en el Olímpico de Roma.

Aquí en España no se ha dado todavía un caso parecido entre equipos de la élite futbolera. Hubo una primera propuesta de compartir campo que acabó en fracaso porque se planteó en Sevilla. Allí la rivalidad entre béticos y sevillistas es tan tremenda y tan singular que no lo permitió. Con su negativa el bonito estadio de La Cartuja de Sevilla quedó para celebrar puntuales acontecimientos y acoger como visitante permanente de sus gradas a la soledad infinita.

¿Qué pasaría si se llegara a plantear seriamente este tema de compartir campo en Valencia? Inicialmente surgiría un sentimiento de rechazo en las dos aficiones. Pero si la idea se fuera presentando con todas sus ventajas se las podría convencer de que es la mejor y de que apenas existen alternativas válidas a la misma. Todo el mundo quiere un campo propio e independiente pero si no puede ser, no puede ser. Nosotros mismos vivimos en un adosado y compartimos parcela con unos vecinos a los que apenas tratamos. Pero no nos sentimos mal porque, como todo en esta vida, es cuestión de acostumbrarse.

Sinceramente creemos que si llegáramos a vivir la experiencia de compartir campo con el Valencia pronto nos adaptaríamos. Y escribiríamos al final de cada partido en nuestro asiento mensajes deseando "salud y suerte" al xoto que lo ocuparía en la siguiente jornada.