Parece que no hay remedio en la Segunda Regional. Después de una semana de denuncias sociales y deportivas por la agresión a un árbitro al que se le destrozó el bazo, esta semana más de lo mismo. Varios aficionados del Barxeta agredieron a jugadores y aficionados del Rafelguaraf tras el partido que enfrentó a los dos conjuntos en el campo ribereño, provocando lesiones importantes (con fuertes golpes en el rostro y algunas costillas hundidas) que obligaron a trasladar a urgencias a un jugador local, quien ayer presentó varias denuncias ante la Guardia Civil. También el presidente del club de la Costera, José Miguel Ordiñana, denunciará al futbolista del Rafelguaraf al considerar que fue este el que provocó la tangana tras agredirlo "con dos bofetones cuando yo sólo iba a hablar con él".

Los hechos acontecieron en la tarde del pasado sábado. Existe una gran confrontación entre el Rafelguaraf y el Barxeta, dos pueblos que, a pesar de ser de comarcas diferentes, sólo están separados por alrededor de cinco kilómetros. El partido discurrió con total normalidad, venciendo los visitantes por 3-4. Sin embargo, cada tanto del conjunto de la Costera era celebrado por cerca de una veintena de aficionados visitantes con la pertinente invasión del campo y la obligación de detener el partido durante algunos segundos. El árbitro pudo conseguir que el encuentro finalizase sin problemas mayores pero en la retirada hacia los vestuarios tras el pitido final, según la versión de aficionados locales, los seguidores del Barxeta acorralaron a varios jugadores y público ribereño y les propinaron una auténtica paliza, sin posibilidad de defensa por la diferencia numérica.

"Desde el principio la gente de Barxeta, entre 40 y 50 personas, estaban, estaba muy alterada pero no pasaban de los gritos e insultos. En el descanso, y ganando 0-3, se mostraron más tranquilos pero llegamos a empatar el partido. Cada gol que marcábamos había aficionados del Barxeta que entraban al campo sin miramiento. Expresiones cómo "árbitro si perdemos el partido no sales vivo" y similares fueron la tónica. En la celebración de su 3-4, un jugador del Barxeta se encaró también a un miembro del cuerpo técnico local. Al poco de acabar el partido, los hinchas del Barxeta entraron al campo y acompañaron a los vestuarios a su equipo, insultando a nuestros jugadores", explica un aficionado del Rafelguaraf que prefiere mantener el anonimato. Según dichas fuentes, el presidente del Barxeta cogió por el cuello a un jugador local, quien se lo quitó de encima, recibiendo rápidamente un golpe brutal con una silla por parte del hijo del máximo dirigente visitante. A partir de ahí la locura se hizo dueña de los actos, con agresiones múltiples a jugadores y aficionados locales.

El presidente del Barxeta, José Miguel Ordiñana, niega tal versión: "Dicho futbolista se quedó detrás increpando a nuestros aficionados. Fui a hablar con él pero no me dejó,pues me propinó dos puñetazos. Yo estaba sin tensión porque no me lo esperaba y entonces vinieron a defenderme los seguidores del Barxeta, entre ellos mi hijo. Es lamentable porque sin abrir la boca me pegaron dos guantazos y encima ahora me ponen una denuncia. Nosotros condenamos totalmente la violencia pero ese futbolista no debería jugar nunca más porque la violencia sólo genera violencia. Yo también voy a ponerle una denuncia. No hay derecho, estoy indignado. Ayudaré a que se aclare todo con la Guardia Civil".

Cuando llegaron las fuerzas de seguridad minutos después ya no quedaba nadie y solo pudieron tomar varias declaraciones. Antes del partido se había celebrado una comida de hermandad entre las directivas local y visitante.