Portero del Levante UD. Su portentosa actuación en Sevilla le ha convertido en el guardameta de moda de la Liga. Una puntual etiqueta que no cambia el humilde carácter de un jugador aferrado a unos valores religiosos que aplica en su vida cotidiana. En esta entrevista, Keylor reflexiona abiertamente acerca de su espiritualidad y también de los retos que le aguardan, tanto en la Liga como con Costa Rica en el próximo Mundial.

¿Ha tenido ocasión de ver repetido el partido de Sevilla?

Todo el partido no, pero el resumen sí.

Sería un resumen que monopolizó con sus paradas.

Fue un partido superbonito, importante. Ganamos en una plaza muy complicada. Fue una actuación que me va a ayudar a madurar en mi carrera y eso siempre es positivo.

El Sevilla chutó 28 veces en remates desde todas las posiciones y casi todas las ocasiones concentradas en 20 minutos.

En pleno encuentro todo pasa muy rápido. Uno sobre todo debe estar concentrado, leer bien el partido para reaccionar lo mejor posible. Por dicha acerté en la mayor parte de mis intervenciones.

Este año da la impresión, refrendada por la estadística, de que al Levante UD le disparan más veces que en otros cursos.

Al final los porteros nos limitamos a ayudar a los compañeros. Sé que mis defensas no quieren dejar pasar a nadie y que quieren liberarme de trabajo. Pero en Primera división no jugamos tampoco contra niños. No siempre se puede frenar a los adversarios y ahí es donde los porteros ayudamos a los compañeros para salir adelante.

Sí recibe más disparos de más cerca, dentro del área. Ahí es donde se agradece que su principal virtud sea la agilidad y la velocidad de reacción.

Entre mis virtudes están los buenos reflejos. Hay que aprovecharlo. En el momento en el que me chuten de lejos intentaré reaccionar de la misma manera y blocar el balón que para mi es lo más importante. Últimamente es cierto que los remates han sido más de cerca y hay que responder igual.

Esos reflejos son muy representativos de los arqueros latinoamericanos. En Europa el estilo tradicional es el de la colocación de porteros «altos», tipo Cech, Buffon o Diego López, o antes Zubizarreta o Zoff.

Cada escuela tiene su estilo. Siento que mi estilo me ayuda y es un buen método para atajar. Las cosas me van bien con ese estilo, pero trato de aprender de otros porteros para mejorar y ayudar al equipo.

En cuestión de medio año ha cambiado mucho su situación personal. De suplente de Munúa a portero de moda de la Liga y en vísperas de un escaparate como el Mundial.

Gracias a Dios todo ha cambiado bastante. Pasé por momentos complicados pero por dicha nunca bajé los brazos. Entrené y luché fuerte para aguardar mi oportunidad que tanto ansiaba. Ahora que la tengo no pienso desaprovecharla.

¿Cómo se soportan dos años de banquillo?

Me refugié en la fe, sabía que en algún momento Dios me iba a ayudar a salir adelante. Tampoco me faltó el apoyo de mi familia, que siempre estuvo cerca y me soportó en los malos momentos. Estoy agradecido a la gente cercana, es la que aparece en los momentos de dificultad.

Alude con frecuencia a dos pilares: las convicciones religiosas y la familia.

Para mi Dios es lo primero y luego mi familia. Es mi forma de vivir, mi forma de ver las cosas. Me permiten vivir feliz.

¿Qué le aporta la espiritualidad?

Dios para mi lo es todo. Me ha dado salud y un gran trabajo que debo aprovechar. No voy a sentarme en el sillón de mi casa y esperar que todo venga, sé que debo esforzarme y trabajar. Muchas veces no nos damos cuenta de que el mero hecho de tener salud ya es algo impresionante. Habitualmente lo tenemos y no le damos el valor necesario. Me siento muy feliz de poder estar sano y bien.

Cuando antes de los partidos realiza el rito de rodillas. ¿En qué piensa, qué reza, en ese momento de soledad?

Hablo con Dios y le pido que me ayude. Le digo que todo lo que voy a hacer en el partido es para su gloria. Le pido que me ponga un ángel a cada lado, en cada poste, y que esté detrás mío para que todo salga bien. Me aporta confianza, tranquilidad. Si he llegado hasta la cancha es porque Él lo quiso y lo disfruto al máximo.

Tiene un pasaje favorito de la Biblia. El Gálatas 1:10, que dice: «¿Acaso yo busco la aprobación...»

(Interrumpe) «... de los hombres, sino la aprobación de Dios? Si buscara la aprobación de los hombres, ya no sería un hijo de Dios».

¿Qué significa para usted? ¿Cómo lo aplica en su vida?

Muchas veces la gente se puede burlar de uno por creer en Dios. En muchos estadios cuando me hinco a rezar la gente me insulta. Si me importara lo que la gente pensara de mi, dejaría de recordar ese pasaje. Tengo mi fe firme en mi forma de vivir, creo que no le hago ningún daño a nadie. Respeto la forma de vivir de todas las personas. Lo que Dios diga para mi es lo más importante y ese pasaje cambió mi vida, antes de conocerle y tener mi relación con él. Uno puede preocuparse sobre qué piensa la gente si hago un cambio en mi vida o tomo otra manera de ver las cosas. Y en cambio ese pasaje a mi me dio fe.

Aquí colabora con proyectos evangélicos.

Sí. Colaboro con Vida Nova, una Fundación muy bonita que está en Torrent. Cuando tengo la oportunidad de ir, participo con mi familia. En Alboraia también vamos a la iglesia del pastor Tony Selma los domingos. Es una persona que nos ha ayudado mucho con la familia. Es gente muy servicial, que te echa una mano cuando necesitas algo. Para alguien de otro país, encontrar personas que compartan la fe en Dios, con la misma intensidad que uno, es muy bonito.

¿Cree que en el actual contexto de crisis económica y de valores, la sociedad necesita más espiritualidad?

En España o en cualquier otro país hay necesidades. Si nos ayudásemos todos, habría menos pobreza. Al final siempre va a quedar la discusión de los que tiene más o menos cosas materiales nunca hacen nada. Yo sé lo que es con poco o muy poco dinero dar de comer a una familia. Y en la calle hay muchos casos, que uno no se hubiera llegado a imaginar. La ayuda no tiene por qué ser con dinero, ni mucho menos. Puede ser con tiempo, o con tantas cosas con las que se puede ayudar. Tenemos cosas en casa que no utilizamos, como el carrito de un bebé, que se lo podemos dar a una persona y sacarle una sonrisa. Quizá sea algo insignificante para nosotros pero no para ellos. Son acciones que nos ayudan a valorar la vida.

Para usted que tiene esas convicciones y las ejerce, ¿qué piensa de la imagen que transmiten muchos jugadores, que parece alejada de la realidad?

Yo no puedo juzgar lo que reflejan las grandes estrellas. Sólo vemos lo que sale por televisión, el espectáculo, la prensa mueve muchas cosas... Pero no conocemos realmente a esas personas, ni qué hacen en su vida cotidiana, como papás, como hermanos, como hijos. Igual son personas muy solidarias pero nadie lo sabe, que no necesitan que se sepa que ayudan, que lo hacen por corazón y no para lucirse.

Esta temporada tiene muchos compañeros de creencia musulmana. ¿Cómo es la convivencia?

Es muy buena, cada uno tiene sus creencias. Pienso que Dios puede tener diferentes nombres pero es el mismo (ríe). Cada uno puede llamarle como quiera. Yo creo en Dios, no discuto ninguna religión.

¿Cómo se digiere haberse convertido en el portero de moda?

Siempre me gusta tener un equilibrio, un balance. En lo negativo no hay que hundirse y salir adelante. En los momentos buenos no hay que llenarse de gloria. Hay que disfrutar, porque se trabaja muy fuerte para hacer las cosas bien. Pero es mejor guardar una estabilidad. Uno no debe cambiar nunca ni como persona, ni como compañero ni como futbolista. Uno debe seguir siempre siendo el mismo.

Acaba contrato en 2015 y ya se habla del interés de clubes como el Borussia de Moenchengladbach, que no va a retener a Ter Stegen.

El futuro no me distrae. Yo lo pongo todo en manos de Dios. Sólo él va a saber donde estaré en un futuro. Sólo puedo hablar del presente. Mi presente es el Levante UD, donde estoy disfrutando de poder jugar, que es algo que anhelaba hace tiempo. Estoy a gusto en Valencia con mi familia y contento de que las cosas le vayan bien a mi equipo. Eso es lo que valoro ahorita, no voy a valorar qué puede pasar de aquí a seis meses. El momento actual es muy bonito como para pensar lo que vaya a venir.

¿Por qué quiso convertirse en portero?

Mi papá jugaba al fútbol en Costa Rica. Un día me llevó a ver un partido y antes había un encuentro entre niños. Yo tenía cinco años, ellos unos 10, el doble. Lanzaron un disparo por arriba al portero, que se lanzó y la despejó. Esa imagen se me quedó grabada en mi mente y me dije: yo quiero ser portero. Ese fue el sello.

En España ha repetido los pasos de otro portero costarricense mítico, Conejo, que también jugó en el Albacete.

Correcto. Conejo es ahora mi entrenador de porteros en la selección. Es un honor seguir su camino y ejemplo mientras esté acá y dejar el nombre de Costa Rica bien alto.

¿En Costa Rica los niños quieren ser porteros como Conejo y Keylor o delanteros como Wanchope?

Tenemos buena tradición de porteros. El trabajo de formación en las ligas menores es cada vez más bueno. La calidad cada vez es más grande. Y Wanchope fue un gran referente de nuestro fútbol, todo un ídolo y de los primeros que triunfó en Europa. Por su demarcación muchos quieren ser como él. Y ojalá yo por lo menos pueda servir de ejemplo. Con esto ya estaría contento

En el Mundial se va a enfrentar Uruguay, Inglaterra e Italia, tres campeonas del mundo.

Hay que estar preparado y concentrado para todo. Para el Mundial hay que prepararse desde ya, queremos estar al 100 %. Toda Costa Rica está aguardando el momento y somos conscientes de la oportunidad. Hay que ayudarnos los unos a los otros y dar lo mejor para nuestro país. Queremos pasar de ronda.

¿Cree sinceramente que lo van a conseguir?

Claro que sí. En el fútbol no hay nada escrito. En la cancha son once contra once y Uruguay, Inglaterra e Italia tendrán que jugar contra nosotros antes de contar el partido como ganado.

La permanencia con el Levante UD parece bien encaminada con 28 puntos.

Estamos con confianza, el equipo está trabajando bien. Jornada a jornada vamos sumando puntos y el final parece más cerca. Hay que salvarse lo antes posible. La consigna es ir partido a partido, sumando. Todo punto es bueno.

¿Con tanto cambio, nota que debe ser uno de los líderes del equipo?

Se fueron algunos compañeros que aportaban mucha experiencia al grupo, pero quedan otros con jerarquía, es un grupo fuerte. Los que estamos hemos intentado hacer un grupo más unido. Tenemos los objetivos muy claros. Sabemos qué queremos dentro y fuera de la cancha. La mentalidad es la misma y todos somos líderes.