La sexta edición del Open 500 Valencia tendrá una final emocionante entre dos raquetas que llegan en buena forma y que se conocen a la perfección. Andy Murray, aquel chaval que sorprendió ya a los valencianos amantes a este deporte en 2004 cuando logró adjudicarse el torneo Orysol de Xàtiva con tan solo 17 años, se verá las caras con una de los mejores tenistas del panorama nacional como es Tommy Robredo. Para él será la primera ocasión en que podrá luchar por este torneo. Algo que no le ocurre a Murray, pues ya salió del Ágora vencedor en la primera edición, allá por el año 2009 cuando ya era uno de los jugadores más destacados del panorama internacional.

Ayer, Tommy Robredo tuvo que sufrir en un agónico partido hasta que consiguió imponerse al francés Jeremy Chardy, no sin antes superar dos «tie-break» 7-6(7) y 7-6(2), tras 2 horas de confrontación.

Este triunfo supone además la victoria 500 de Robredo en su carrera profesional, séptimo jugador en activo que lo logra y quinto español en la historia que lo consigue tras Rafael Nadal, Manuel Orantes, David Ferrer y Carlos Moyá.

El jugador catalán remontó y supo rehacerse tanto en el primer como en el segundo set de las ventajas de las que disfrutó Chardy para apuntarse las dos muertes súbitas, ante un rival desquiciado ante la fe inquebrantable mostrada por Robredo en los momentos más complicados y críticos del partido.

En la final se verá las caras con el tercer favorito del torneo, Murray, con quien protagonizó este mismo año la final de Shenzen (China), en la que el británico se apuntó el triunfo por 5-7, 7-6(9) y 6-1, después de que Robredo desaprovechara cinco puntos de partido. En los seis enfrentamientos anteriores entre ambos, el español se apuntó los dos primeros y Murray los cuatro últimos.

Ferrer no puede

Pero el partido en el que estaban puestas todas las miradas era el de Ferrer contra Murray. El de Xàbia lo intentó todo ante el británico, pero este fue mejor en los momentos decisivos y se planta en su segunda final en Valencia. Murray fue el que llevó la iniciativa del encuentro e incluso en el arranque del segundo set parecía que lo iba a solventar por la vía rápida, tras disponer de un 3-0 con dos roturas a su favor, pero ahí surgió el espíritu indomable de Ferrer para meterse de nuevo en el partido y pelear con opciones para forzar una tercera manga. El de ayer era el tercer duelo entre ambos en las últimas semanas. Ferrer se impuso en Shanghai y Murray en la final de Viena del pasado domingo, en dos disputado partidos en los que fue necesario recurrir al tercer set. Pero en la semifinal de ayer, el escocés pudo evitarlo gracias a su efectividad en los momentos clave.