Durante mucho tiempo, la Volta a Peu a València era un espectáculo único. Era prácticamente la única oportunidad de salir a correr por el centro de Valencia en una prueba organizada. Eran los tiempos en que las carreras populares eran un acontecimiento menor. Algunas carreras de barrio alcanzaban un par de centenares de corredores y sólo tenían cierta relevancia el maratón, el Pas Ras, la San Silvestre, una prueba de 20 kilómetros que organizaba Adidas... y poco más. La Volta a Peu era el acontecimiento de los acontecimientos.

Las cosas han cambiado. El deportista, llámese corredor, aerobista, runner, futinguero, popular o atleta (esto queda muy presuntuoso, vistos algunos perímetros abdominales) tiene ahora prácticamente una cita cada tres semanas para salir a competir sin salir del «cap i casal». Tanto con las carreras del Circuito Divina Pastora como las iniciativas particulares (Ekiden, Carrera de la Mujer, carreras solidarias, Carrera en Manada...), además de los cuatro grandes retos sobre 10, 15, 21 y 42 kilómetros. En todas estas pruebas, los participantes ya se cuentan por miles.

A pesar de ello, hoy concluye la inscripción para la Volta a Peu (en las plantas de deportes de El Corte Inglés) y nadie duda que prácticamente todos los 15.000 dorsales se colocarán en el mercado. La Volta a Peu tiene ese particular magnetismo. Y otra buena prueba de ello es que el resto de la provincia toma buena nota: el domingo por la mañana prácticamente no hay ninguna prueba prevista en muchos kilómetros a la redonda.

En la Volta a Peu toman parte muchos novatos. Porque algunos corren, otros trotan, otros mezclan y otros andan. Pero una carrera popular es una prueba. Y quince mil personas, treinta mil zapatillas, son muchas. Y se requieren ciertas pautas de comportamiento. Estas son algunas de las normas que no pueden faltar en una prueba tan peculiar.

1. No salgas desde mitad de la Alameda.

Es la mala costumbre que tienen cientos y cientos de corredores. En lugar de irse al pelotón, optan por lo más cómodo: quedarse en la Alameda, ver pasar a los primeros e incorporarse cuando toda la manada está ya en marcha.

2. Si lo haces, no te incorpores en seguida.

Contemos con que no nos haces caso. Vale. En ese caso, ten por lo menos el detalle de esperar. Cuando uno ve pasar el montón de corredores, a los Mohameds y los Luis Felix, el cuerpo le pide meterse rápidamente en el pelotón. Pero eso, aparte de ser una falta de respeto, es un peligro. Hay muchos miles de corredores. Y muchos de ellos tienen un ritmo bastante bueno, aunque tarden medio minuto en pasar por delante tuyo. Una incorporación demasiado rápida hará enfadar al que viene por detrás. Además de poder provocar algún tropezón.

3. No hagas pantalla

Si, es verdad que la Volta a Peu es un acontecimiento familiar. O grupal. Y que es para pasarlo bien. De acuerdo. Pero lo que no se puede es ponerse todos en «tirereta», hombro con hombro. Generarás lo que se llama una «filà» o una «pantalla». Y, por supuesto, detrás vienen cientos de corredores más rápidos que tu. Algunos, educádamente, te dirán «por favor, por favor». Otros tendrán menos miramientos.

4. Si tienes la distancia, evita la tentación del Puente de Aragón

A ver: evita en la medida de lo posible acortar. Sobre todo, si sales de la Alameda. En el puente de Aragón hay una tentación enorme. ¿Para qué voy a irme camino de la Avenida del Puerto si puedo cruzarlo y me ahorro un kilómetro? Anda, no lo hagas.

5. Si eres lento, a un lado

Si eres muy «lenteja», no te pongas donde viene el pelotón a saco. Por ejemplo, cuando transites por la Gran Vía, échate a la derecha, porque los rápidos suelen venir junto al seto, por la izquierda.

6. Grita en el túnel... pero luego no te quejes

Es una de las liturgias de la carrera: bajas el túnel de las Grandes Vías y, una vez dentro, empiezas a gritar como un descosido. Claro, como hace eco... eso sí, recuerda que luego tienes una cuesta corta, pero pronunciada, que se pega a las piernas.

7. Si «pirulas», hazlo dignamente

Si no vas a correr los ocho kilómetros y sales desde un punto del recorrido, eres un «pirulero». Vale. A lo mejor una persona tiene más mérito corriendo cuatro kilómetros que otro haciendo los ocho. No te podemos decir "No lo hagas" porque sabemos que lo vas a hacer. Pero ya que vas a hacer la trampa, hazla con dignidad: espera a que llegue el último tramo de corredores, los que van medio andando. Queda muy mal que aparezcas fresco como una rosa en el último kilómetro y adelantes a alguien que salió desde el inicio y que lo está dando todo.

8. Ni perros, ni patines ni otras compañías.

Es una carrera para correr y que lo hagan personas. Llevar un perro, un niño patinando, un niño en triciclo, un bebé en un carrito... son todo factores de riesgo no ya para tí, sino sobre todo para los demás. El perro no pinta nada y el niño tiene la Patinada Popular y el Día de la Bicicleta. Mejor aún: incúlcale las bondades de la carrera a pie.

9. No te piques en la meta

Has superado el repechito del Puente del Real y tienes la meta a doscientos metros. ¿De verdad es necesario ese esprint enloquecido? No vas a ganar gran cosa. Vale más la pena intentar esforzarse un poco más en los kilómetros anteriores. Un sobreesfuerzo en los metros finales no beneficia en nada.

10. Y... sólo una camiseta

Cuando entres en meta pasarás por la zona de recogida del obsequio. Te pedirán el dorsal, pero quizá, en medio de la multitud, no te lo quiten. Anda, evita lo que hacen algunos y algunas: regresar sobre tus pasos para llevarte otra camiseta. Anda, no seas cutre.

Epílogo: Disfruta

Procura no tener prisa por volver a casa. Haz de la Volta a Peu un acontecimiento familiar. Llévate a un hijo o a un herman@ remolón. Baja al jardín del Turia a reponerte (ponte la camiseta para no enfriarte). Desanda el camino y anima a los que aún no han llegado. Y piensa que le has hecho un buen favor a tu cuerpo. Pero con una condición: no esperes al año que viene para repetir.