Dice el tópico que en el fútbol «está todo inventado». Desde luego, en lo que a recursos lingüísticos se refiere, sí. O casi. En realidad, ese podría catalogarse como padre de todos los tópicos. Desde que el fútbol y los medios de comunicación quedaron unidos para siempre, los jugadores no han sido especialmente originales para expresar sus opiniones. Salvo excepciones, afortunadamente cada vez más numerosas, las respuestas resultan muy aburridas. Y sucede, por lo visto, en todas las partes del mundo. Existe como un libro de estilo, muy monocorde, eso sí, que les sirve para responder ante todo tipo de situaciones: cuando las cosas van bien o mal, cuando el árbitro se ha equivocado o cuando, simplemente, no pasa nada.

La cuestión es que futbolistas, entrenadores y dirigentes sueltan una retahíla de topicazos que nos hemos acostumbrado a escuchar. Lo peor es que muchas veces las respuestas no vienen a cuernto, porque se largan por inercia y se salen del contexto, de modo que suenan cada vez más irritantes. Chirrían en los oídos.

Existe una gran variedad de frases hechas según el contexto en el que se utilicen. Por ejemplo, están los de prepartido (como «hay que salir a por todas») y los de postpartido, estos últimos mucho más numerosos y que son utilizados tanto por los entrenadores como por los jugadores (como «el balón no ha querido entrar» o «no hay que buscar culpables»).

Las contestaciones sobre las actuaciones arbitrales también dependen de cómo ha sido la labor del colegiado. Si su equipo ha ganado son muy pocos los que quieren hablar sobre el tema. Todo cambia cuando un equipo se ha sentido perjudicado por alguna decisión. La vista de un entrenador puede mejorar milagrosamente de un domingo a otro. Del «desde mi posición no se puede ver con claridad » se pasa al «desde mi posición se ha visto claramente que ha habido contacto » en cuestión de un partido.

En general, el listado de tópicos del fútbol está repleto de obviedades y redundancias que hacen mención a lo que dura un partido de fútbol («Los partidos duran 90 minutos»), cuáles son los criterios para formar una alineación («El entrenador alinea a quienes considera que son los mejores») o incluso para recordarnos una de las reglas básicas de este deporte («En el fútbol juegan once contra once»). Y por supuesto, habitualmente nos recuerdan otra gran obviedad: «Yo lo que quiero es jugar».