Medio millar de personas abarrotaron ayer la Casa de la Cultura de l´Alcúdia en el homenaje al seleccionador español saliente, Vicente Del Bosque. El Torneo Internacional de Fútbol Sub-20 que se celebra desde hace treinta y tres años quiso erigirlo como Presidente de Honor Vitalicio del COTIF, el único que ostenta el cargo. Era su reconocimiento a años de entrega a un campeonato al que asiste desde hace década. Una representación de cada una de las selecciones participantes y cientos de aficionados se concentraron desde primera hora de la mañana, con un Del Bosque especialmente receptivo. Su conferencia, sobre todo dirigida a los jugadores más jóvenes, será recordada durante años en el COTIF. Tras ella estuvo más de dos horas firmando libros y haciéndose fotos con los aficionados. Invitó a los jugadores que van a disputar la presente edición a que lo hagan con el máximo nivel de exigencia «porque en las gradas hay multitud de ojeadores de los mejores equipos del mundo».

Del Bosque empezó su ponencia recordando aquellos primeros ochenta en los que asistió al campo de Els Arcs durante jornadas maratonianas como representantes de la cantera del Real Madrid. Le sirvió para comparar aquel torneo con el que se juega actualmente, integrado hoy por algunas de las mejores selecciones del mundo. Sobre todo subliminalmente pero también sin las ataduras del cargo de seleccionador, el salmantino también quiso acallar algunas de las voces que en los últimos momentos de su trayectoria al frente de La Roja han realizado críticas, a su parecer, injustas. «Los malos años no han sido tan malos como dicen. De cuatro clasificaciones en las que hemos jugado 36 partidos, hemos ganado 33, empatado 2 y perdido 1 en el último minuto. Ni los deportistas de referencia a nivel mundial como Federer o Nadal ganan todos los partidos que disputan».

Defendió su paso atrás «porque es lo mejor para la selección. Como decía mi padre deportivo, Luis Molowny, de vez en cuando hay que remover la tierra. Era el momento», dijo.