El tenista británico Andy Murray se impuso con solvencia ayer al valenciano a David Ferrer, único español que quedaba en el cuadro masculino del torneo de Pekín, de categoría ATP 500 y pista dura, en las semifinales del mismo por 6-2 y 6-3, y jugará su novena final del año frente al búlgaro Grigor Dimitrov, que avanzó tras la retirada por lesión del canadiense Milos Raonic.

El encuentro dio comienzo de forma muy igualada, tal y como se pudo ver en un largo segundo juego en el que se llevó la victoria Ferrer después de seis ocasiones con «deuce» en el marcador y tras el que el de Xàbia, con un «break», se puso por delante.

Sin embargo, el valenciano comenzó a fallar de manera notable, cometiendo numerosas dobles faltas que aprovechó un agresivo jugador de la talla de Murray, quien rompiendo tres veces el saquey dio la vuelta al set, cerrándolo con un contundente 6-2.

La segunda manga fue muy parecida a la anterior, aunque en esta ocasión Ferrer no llegó a ir por delante en el marcador en ningún momento, y a pesar de deleitar al público con unos grandes golpes, sufrió dos pérdidas de servicio por una del escocés.