El Valencia Basket jugará mañana (18.30 horas) la final de la Copa del Rey contra el Real Madrid después de que esta noche se deshiciera de otro de los grandes favoritos, el FC Barcelona por 67 a 76. El conjunto taronja rompió al rival en los dos últimos cuartos, después de un inicio más dubitativo, y logró volver así a una final cuatro años después, donde intentarán reeditar el triunfo que lograron en el año 1998 contra el Joventut. Es la quinta final del Copa del Rey que disputará el Valencia Basket.

El Valencia Basket venía de hacer un gran partido el viernes contra el Gran Canaria, pero ante el Barça empezaron más atemorizados. Parecía que les faltaba soltura y de hecho el propio San Emeterio así lo reconocía al descanso. A pesar de eso, el primer cuarto se resolvió con 17 a 19 a su favor, pero las sensaciones no eran demasiado buenas. La falta de acierto e intensidad en el rebote se puso más de manifiesto en el segundo cuarto, cuando el Barça sacó sus mejores argumentos y logró irse al descanso con 38 a 29.

Tras unos buenos minutos para reflexionar, donde seguramente Pedro Martínez aleccionó a los suyos sobre los fallos cometidos, el Valencia Basket empezó más centrado el tercer cuarto. Rafa Martínez, el mejor anotador de tres de la Liga, afinó la puntería y logró dos buenos triples que, junto a la mejor compenetración del equipo, hicieron que se lograra empatar el partido a 41 puntos.

La reacción taronja no había hecho más que empezar. Un triple rapidísimo del propio Martínez y otra canasta de San Emeterio ponían a los taronja con 41 a 46. Ni Víctor Claver, especialmente motivado ante su ex equipo, lograba frenar el entusiasmo y la fortaleza final de este Valencia Basket donde Dubljevic y San Emeterio también brillaban con luz propia para irse con hasta once puntos de ventaja que se quedaban en 8 merced a un triple de Koponen sobre la bocina (51-59).

La ansiada final se veía más cerca en el banquillo del Valencia Basket y ahora era el ucraniano Kravtsov quien anotaba dos veces seguidas para devolver la ventaja de once puntos. Un Ally-up del mismo jugador, tras una entrada brillante de Vives elevaba la ventaja a los doce puntos y obligaba al Barça a pedir tiempo muerto con 56-68. Y la verdad es que les surtió efecto porque en pocos minutos el conjunto blaugrana se ponía tan solo a cinco (63-68). El Valencia Basket acumulaba varios ataques sin anotar y los nervios empezaban a aparecer. Una internada hasta bajo el aro de Van Rossom rompía la sangría. Faltaban dos minutos y medio y se pedía un nuevo tiempo muerto para aclarar ideas. Dubljevic la peinaba para irse a nueve (63-72) y en el Barça los gestos de preocupación eran la constante. Una pérdida de balón así lo atestiguaba. Ya no había tiempo para mucho más y las bufandas del Valencia Basket ondeaban con alegría en las gradas del pabellón vitoriano.

Mañana, partidazo contra el Real Madrid a por la segunda Copa.