Cuando Van Rossom buscó el triple milagroso a falta de 9 décimas para el final, el pabellón Buesa Arena contuvo el aliento. No pudo ser y sonó la bocina final. El Real Madrid se proclamó campeón de la Copa del Rey por cuarto año consecutivo y la amargura unida a la impotencia se adueño del banquillo «taronja».

Rafa Martínez acudió en un acto protocalario a recoger la Copa que no quería ni mirar al principio, la de subcampeón, que se olvida en la historia. Pedro Martínez y el resto del cuerpo técnico del Valencia Basket, junto al resto de miembros del club, trataban de levantar el ánimo de un grupo triste. Las lágrimas llegaron en el vestuario y contrastaban con el júbilo de la habitación de al lado, donde Florentino Pérez saludó a los jugadores blancos.

La plantilla del Valencia Basket, pese a la decepción, no descuidó sus atenciones a los medios de comunicación mientras en la intimidad de estas entrañas del Buesa Arena todavía se comentaba la famosa falta antideportiva de Taylor a Dubljevic que pudo haber cambiado los titulares de las portadas.

Sin celebraciones por delante, la expedición «taronja» abandonó el Buesa Arena en silencio. Tan solo los aficionados valencianos lograron sacar alguna sonrisa a los jugadores con sus gritos de apoyo y ánimo en el camino al autobús. Las redes sociales fueron el altavoz que utilizaron algunos miembros del Valencia Basket para agradecer el cariño de su gente como San Emeterio, Bojan Dubljevic o Guillem Vives.

Una cena sin la alegría habitual precedió al vuelo nocturno hasta Valencia donde el equipo llegó en la madrugada del domingo al lunes. Fue un viaje de asimilación y terapia. Se acusaba en la cabeza y las piernas de los jugadores los cuatro días del torneo cuando se había acumulado mucha tensión con mucho desgaste físico y mental.

La directiva «taronja», conformada por Paco Raga y Vicente Solá como cabezas visibles, mostraban indignación por las jugadas polémicas y analizaban el rendimiento del equipo junto al director deportivo Chechu Mulero. Todos ellos transmitieron públicamente al equipo su apoyo tras el partido además de felicitar a los integrantes del Real Madrid.

Lo más importante, la imagen

Pedro Martínez como «jefe» del vestuario ha ejercido su papel de líder y también de psicólogo. Sabedor del bajón anímico que supone perder una final, pese a lo complicado que ya se sabía que iba a ser, el entrenador catalán se ha encargado de hacer ver a sus jugadores que por encima del resultado lo más importante ha sido la imagen, la línea y el trabajo realizado, no solo en la Copa del Rey, sino también en los últimos meses de competición.

«Son casi las 12:30... Venga, a funcionar ya que el sábado tenemos partido», ese fue el mensaje que lanzó a través de su cuenta personal de twitter. Un mensaje enfocado en pensar en los dos retos que todavía tiene por delante el equipo con la Eurocup y la Liga Endesa. El sábado llega el Joventut al pabellón valenciano y eso es ahora mismo lo único que preocupa al cuerpo técnico. La Copa ya es historia. Hay un mañana.