La Fonteta fue una fiesta absoluta el lunes por la noche, después de que el Valencia Basket asegurase su participación en la final de la Liga ACB. La explosión de alegría, tras eliminar al Baskonia, se vivió en la grada y en la cancha. Después, el júbilo fue conjunto: jugadores y aficionados se fundieron sobre la pista para festejar la segunda presencia del Valencia Basket en una final liguera.

Hubo euforia en el vestuario y, después, otra vez sobra la cancha, donde el público esperó a sus ídolos para felicitarlos, sin ningún límite de separación. En plena fiesta, Dubljevic tomó el micrófono y lideró, desde la mesa de control técnico, un particular concierto. El jugador montenegrino cantó, a viva voz, con los aficionados haciendo de coro, el célebre tema discotequero Free from desire, el mismo tema que suena en La Fonteta en la presentación del equipo. Se lo tomó muy en serio.

En la sala de prensa, el propietario del Valencia Basket, Juan Roig, se fue a buscar al entrenador del equipo, Pedro Martínez, para felicitarle por la victoria. Roig estaba exultante. Será la tercera final del club esta temporada.

San Emeterio, por su parte, recibió la enhorabuena, en persona, de José Manuel Calderón, con quien compartió vestuario en el Baskonia. Y, fuera, en la calle, el carismático Romain Sato, que ha emergido en este tramo decisivo de la temporada, se puso a repartir jamón entre los aficionados.

Antes, en el vestuario, los jugadores hicieron su particular homenaje a Sam Van Rossom, ausente de los play-off a causa de una lesión. Guillem Vives sostuvo la camiseta del base belga, en una imagen que demuestra la solidaridad y espíritu de equipo que reina en el Valencia Basket.