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Aunque Bancaja insistía ayer oficialmente en que su presidente, José Luis Olivas, no pactó en ningún momento con los socialistas la distribución de cargos en los órganos de gobierno de la entidad, de los que quedó totalmente excluido el -digámoslo así- bloque de izquierdas en venganza del presidente de la Generalitat, Francisco Camps, por la querella presentada contra él y el PP por el PSPV a cuenta del caso Gürtel, distintas fuentes del partido liderado por Jorge Alarte reiteraban, con detalles, que sí existió ese acuerdo. Concretamente, al mismo llegaron Olivas y Alarte en una reunión que mantuvieron antes de Navidad. El consenso verbal establecía que el bloque socialista -incluida la UCE por los impositores y la UGT por el personal- mantendría las plazas que había ocupado hasta ahora y que el consejero por el PSPV y ex diputado autonómico José Camarasa heredaría los cargos, entre ellos una vicepresidencia, que había ostentado hasta la fecha Josep Maria Cataluña.

Aunque, desde aquella reunión, los indicios de que habría rodillo del PP se fueron acumulando -por los comentarios que trasladaron a los socialistas varios dirigentes populares y por la presentación el 28 de diciembre de una candidatura alternativa a la UGT para la comisión de control por parte del minoritario sindicato Csica, auspiciada por el PP- la confirmación de la ruptura no se consumó hasta el mismo día de la asamblea al mediodía.Olivas fue el encargado de transmitirla. Como ya publicó ayer este diario, el motivo esgrimido por el presidente de Bancaja fue que Francisco Camps le había ordenado arrasar con la representación socialista al entender que no debía negociar con quienes pretenden que vaya a la cárcel, en relación con la citada querella y su implicación en el caso Gürtel.

Camarasa, asesor de la FVMP

Las fuentes consultadas creen que Olivas dio marcha atrás tal vez porque percibió que su propia continuidad podría estar en entredicho y acabar siendo sustituido por el, desde el jueves, vicepresidente segundo, el abogado José María Mas Millet. Sea como fuere, los socialistas consideran que el presidente de Bancaja confió hasta el último momento que un milagro le evitase lo que es una ruptura evidente en la coexistencia dentro de la entidad de los distintos grupos ideológicos.

No de otra forma se explican que no hubiera avisado antes a Alarte -al parecer, tienen buena relación- de que no podría mantener el acuerdo, para evitar, de esa forma, la situación en que ha quedado Camarasa, sin más emolumentos, tras cesar como diputado, que las dietas en la caja -quedará excluido de las participadas, que son las que aportan el verdadero sueldo- y el salario como asesor en la Federación Valenciana de Municipios y Provincias (no descarta reclamar su plaza de funcionario en la Conselleria de Sanidad).

Olivas es consciente de que, sin pacto, los socialistas, especialmente el veterano Camarasa, le pueden complicar el mandato si su actuación es verdaderamente fiscalizadora de la gestión de la caja y opta por el recurso de que sus reclamaciones e intervenciones consten en acta, dado que esas actas son remitidas al Banco de España.

Mientras el presidente de Bancaja aseguraba ayer a Efe y Europa Press que la caja "todavía tiene un gran recorrido nacional", por lo que su "principal objetivo" durante los próximos seis años será "seguir creciendo" e insistía en que "es una de las entidades llamadas a desempeñar un papel fundamental" en el "nuevo mapa financiero", las críticas de los damnificados por la decisión de Camps arreciaron sin misericordia en el día de ayer. UGT denunció que Olivas "ha vuelto a poner los intereses de su partido por encima de los de la entidad financiera".

Acusaciones cruzadas

La secretaria general de la Unión de Consumidores de España (UCE), Isabel Dolz, afirmó no estar "disgustada del todo" con la representación obtenida, pero lamentó que la caja haya quedado "en manos del PP" y afirmó que "Olivas se ha limitado a trasladar a Bancaja la bronca con el PSPV en las Corts". La portavoz adjunta del PSPV en el parlamento autonómico, Cristina Moreno, acusó a Camps de "poner en peligro la estabilidad y representatividad de la sociedad valenciana" en la entidad de ahorros y el delegado del Gobierno en la Comunitat, Ricardo Peralta, dijo que el Consell utiliza las instituciones para "salvar la posición concreta de determinados dirigentes".

Por último, el vicepresidente primero del Consell, Vicente Rambla, acusó al PSPV de intentar politizar Bancaja al proponer al ex diputado Camarasa para una vicepresidencia y aseveró que su caso no es "comparable" con el de Olivas, quien llegó a la presidencia de la caja seis meses después de dejar la presidencia de la Generalitat y de haber sido anteriormente conseller de Economía y vicepresidente económico, porque estos cargos políticos le dieron un "conocimiento mucho mayor de la realidad de la Comunitat".