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El actual presidente de Bancaja, José María Mas Millet, puso al Banco de Valencia como ejemplo de la política de ocultar información al órgano de gobierno de la entidad de ahorros que, en su opinión, seguía su antecesor, José Luis Olivas. Tal como publicó ayer este diario, el 21 de mayo de 2012, cuando Olivas dimitió en Bancaja ante el consejo de administración, Mas Millet, entonces vicepresidente segundo a propuesta del PP, tuvo una intervención muy crítica con su antecesor, a quien, entre otras cuestiones, acusó de ocultar «de forma descarada información relevante» al órgano de gobierno de la caja, según consta en las actas de aquella reunión.

A continuación, puso como ejemplo «lo ocurrido con el Banco de Valencia», que la entidad controlaba en un 40 % de su capital y que Olivas presidió entre 2004 y unas semanas antes de que fuera intervenido por el Banco de España el 21 de noviembre de 2011. «¿Algún consejero recuerda que en algún momento el presidente nos informara sobre la negativa de Bankia a conceder al banco la confort letter que de siempre le había venido prestando Bancaja y que le permitía al banco acudir al mercado mayorista para captar liquidez?», se preguntó Mas antes de responder que «nunca» se había dado tal situación.

Esa negativa de Bankia ha sido esgrimida en numerosas ocasiones como una de las causas del hundimiento final del banco valenciano, en realidad carcomido por su exposición a activos inmobiliarios, dado que se le cerraron los mercados de financiación.

Acto seguido, el entonces vicepresidente de Bancaja volvió a lanzar una pregunta al resto de vocales de la antigua entidad de ahorros: «¿Recuerda algún consejero que el presidente nos informara en algún momento sobre la negativa de Bankia, como accionista de control [tenía el 40 % que le legó Bancaja tras fusionarse con Caja Madrid en su matriz, el Banco Financiero y de Ahorros], a promover la ampliación de capital que el Banco de Valencia se había comprometido a realizar ante el Banco de España, a principios del año 2011?». Como antes, su respuesta volvió a ser «nunca» y a continuación añadió: «Es más, yo sí pregunté sobre dicha ampliación de capital y las razones por las que se estaba demorando tanto y la respuesta que recibí del presidente es que no estaba prevista ninguna ampliación de capital y que el Banco de Valencia no la necesitaba porque se apoyaba en el balance del Grupo BFA/Bankia».

En su respuesta a Mas Millet, José Luis Olivas aseguró que «en el Banco de Valencia hice todo lo posible para evitar la intervención. Al final, todo se precipitó porque alguien dijo a un medio de comunicación que el Banco de Valencia tenía un ?agujero? [inicial de 600 millones de euros]. Eso provocó que durante unos días se produjese una salida masiva de depósitos que hizo necesario que el consejo de administración del banco solicitase al Banco de España su intervención». Y concluye: «Definitivamente, esta se produce, no por problemas de solvencia, sino por falta de liquidez».

Una afirmación sorprendente en boca de Olivas si tenemos en cuenta que menos de un año después de la intervención la consultora Oliver Wyman cifró la falta de solvencia del banco en casi 3.500 millones de euros, sin contar los mil millones en capital que el Banco de España tuvo que inyectar tras hacerse el FROB cargo de la entidad hace ahora un año.

«Hundieron las cajas con su despotismo»

Los reproches lanzados por José María Mas Millet a la gestión de José Luis Olivas fueron ayer analizados por la oposición.

Julián López, vicesecretario económico del PSPV, comentó ayer que «las actas ponen de manifiesto que Olivas no sólo dirigía mal Bancaja, sino que lo hacía sin contar con nadie». A su vez, el portavoz socialista argumentó que «las nuevas informaciones confirman que las cajas estaban para servir a los intereses del PP, que al final las disolvió de forma unilateral, sin ni siquiera hacer un uso mínimo de las formas. Las hundieron con su despotismo» Lluismi Campos (Compromís) también se refirió a las críticas realizadas por Mas Millet: «lo que hacen es poner de manifiesto a la politización de las cajas; se hablaba mucho de neutralidad en la gestión y ahora se ve que no es así». El representante progresista también puntualizó que «todas las cajas eran un instrumento al servicio del poder político y Bancaja no era una excepción».

Por último, Ignacio Blanco (EU) expuso que «esto es una pelea entre banqueros y no sabemos quién tiene razón. Que Olivas fue un gestor nefasto está claro, pero el principal problema fue el modelo elegido, en el que coincidieron. Nos quedamos solos en la defensa del carácter valenciano de la entidad y ahora el tiempo nos da la razón».