En lo que constituye una acción inusitada en el sector financiero, Caixa Ontinyent hizo público ayer un comunicado en el que, sin mencionarlos directamente, arremete contra el Consell, su presidente, Alberto Fabra, y el PP, por la actuación de todos ellos en el proceso de renovación de cargos de la entidad de ahorros, la única, junto a la balear Pollensa, que ha sobrevivido a la crisis en España. El trasfondo es conocido. Tras doce años en el cargo, el Consell ha decidido que el actual presidente de Caixa Ontinyent, Rafael Soriano, al que designó en 2000, no continúe y sea relevado por el expresidente de la patronal del textil Ateval, Javier Aparicio. Con ese propósito, el PP incluyó a este último entre los tres vocales para la asamblea que le correspondían por el grupo de Generalitat y que ya han nombrado las Corts.

El problema es que Soriano, que controla buena parte de la asamblea, no ha aceptado esa decisión. Tan es así que intentó, sin éxito, que la fundación de la caja lo incluyera entre los consejeros que le toca designar con el objetivo declarado de poder acceder al consejo y ser reelegido presidente. La postura de Soriano, no obstante, es bendecida por otros estamentos de la caja, que valoran el hecho de que bajo su mandato haya logrado la supervivencia de la institución. Así las cosas, tras la asamblea ordinaria celebrada el miércoles, el consejo de administración se reunió y ayer hizo público un comunicado muy poco usual en este sector, habituado a no alzar la voz nunca y menos ante el poder político.

La nota asegura que, por unanimidad, el consejo expresó su "preocupación por la forma en que está trascendiendo el proceso de renovación", "dado que se da por hecha la designación directa de presidente, en una persona concreta, por decisión de las Corts valencianas, ignorando la capacidad de decisión de los propios órganos de gobierno de esta caja, lo cual supone una falta de consideración y respeto a la entidad". Después de recordar que son la asamblea y el consejo -integrados también por impositores, empleados y ayuntamientos- los que eligen al presidente, el comunicado destaca "el malestar" existente en el consejo por el hecho de que en los medios de comunicación "se está resaltando un alto grado de intromisión de los partidos políticos, dando la impresión de que son estos quienes toman decisiones, en tanto los consejeros de esta caja se limitan a seguir sus instrucciones como si fueran una extensión de los propios partidos", cuando la caja, "especialmente en los últimos años", ha actuado "al margen de cualquier interés político o partidista".

Para concluir, la nota hace una defensa a ultranza del presidente de Caixa Ontinyent, contra el que cree que "se ha orquestado una campaña activa de desprestigio". Es más, se afirma que sobre Soriano, de quien se destaca que nunca ha cobrado remuneración alguna por su cargo, "se están vertiendo opiniones y valoraciones sesgadas, poco congruentes con su aportación real a la caja y que parecen más bien dirigidas a justificar su no renovación y a favorecer otros intereses, ajenos" a la institución.

Las quejas del consejo son realmente sorprendentes en tanto en cuanto este órgano de gobierno fue designado de la misma forma -y por los mismos grupos de poder- que el que debería encabezar Aparicio. Sin embargo, las críticas coinciden con el primer proceso de renovación que efectúa una entidad de ahorros tras la debacle absoluta de este sector, que, en la Comunitat Valenciana, ha llevado a la desaparición de Bancaja y la CAM. Al margen de una gestión con muchas carencias, uno de los factores clave de su ruina fue su escasa profesionalización y su excesiva politización. Es decir, aquello que el consejo de Caixa Ontinyent denuncia amparado en los resultados de la misma.

El escenario que se abre ahora es realmente incierto, en especial para Fabra y Aparicio, un industrial en horas muy bajas casado con una prima de la esposa del presidente de la Generalitat. El citado comunicado es una encubierta declaración de guerra por parte de Soriano y la fracción del PP que le apoya, aunque el todavía presidente, suegro del exdirector general de Canal 9, Pedro García, es un hombre de ese partido. Las diversas fuentes consultadas aseguran que, si sigue la pugna y PSPV y Compromís presentan una lista propia al consejo en la asamblea de febrero, estos partidos podrían cerrar sin ningún problema el paso a Aparicio. No tendrían más que contar con el apoyo de las numerosas vocalías que Soriano controla en la asamblea.

Pero Aparicio tampoco tendría fácil ser elegido presidente por el consejo si lograra entrar en ese órgano de gobierno en el caso de que la oposición política no llegara a ningún acuerdo. Resulta que cinco de los diez consejeros que no renuevan en este proceso -se hace por mitades- son el hijo, el yerno y un íntimo amigo de Soriano (el vicepresidente Antonio Carbonell), además de dos vocales socialistas, entre los cuales Jose Pla, catedrático de economía de la Universitat de València, es citado como la posible tercera vía entre Soriano y Aparicio.