Los negocios de la familia Gomar de Gandia han entrado en concurso de acreedores, aunque sus dueños pretenden hipotecar el patrimonio personal para reflotar la pastelería que abrieron en el paseo de les Germanies de la ciudad, la popular Pastisseria Tano.

Los dueños de la empresa familiar esperan poder vender los inmuebles (un hotel y el Monasterio de Aigües Vives) en los que realizaban la otra actividad del negocio, la organización de eventos, según han informado los hermanos Pep y Fina Gomar. Pastisseria Tano ya fue declarada hace unos meses en concurso de acreedores y el hotel Tano Resort ha entrado ahora en el mismo procedimiento.

El Juzgado de lo Mercantil número 2 de Valencia ha dictado el auto de declaración del concurso de Pep Gomar Martínez y ha acordado la intervención de las funciones de disposición y administración de sus empresas. Según Pep Gomar, la crisis le «pilló» con 200 trabajadores y los negocios no funcionaban como debían. Quiso vender el hotel pero finalmente lo alquiló a la empresa Wonderwall que, según ha dicho, le debe «algún dinero». Decidieron traspasar hace dos años la pastelería abierta en la ciudad de Dénia y mantienen abiertas la del centro de Gandia y otra en la playa.

Fina Gomar señaló que en los últimos cinco años han «luchado sin parar» y han hipotecado todo el patrimonio personal para poder devolver la deuda con las entidades financieras. Sobre el complejo del monasterio de Aigües Vives, han explicado que funcionó muy bien pero requiere «mucho mantenimiento» . La empresa familiar, muy conocida en la ciudad, nació con Cayetano, «Tano», Gomar que tenía un horno de cocer y uno de sus hijos, Pep, decidió en 1965 abrir una pastelería en Gandia.