La clave está en los detalles. Los elevados sobrecostes detectados por la Intervención de la Generalitat en las obras de ampliación de Feria Valencia se fueron fraguando en un sinfín de facturas recargadas en exceso. Como muestra, un botón. La instalación en cada tienda comercial del recinto de la toma de voz/datos consistió en tres enchufes y una toma de teléfono y tuvo un coste de 11.304 euros por establecimiento, es decir, un total de 113.049. Sin embargo, la evaluación que hicieron técnicos de la conselleria de Infraestructuras concluye que el coste real debió ser de 1.100 por unidad, o sea 11.000.

Asimismo, demoler cuatro habitáculos de 5 metros cuadrados a base de tabiques de pladur costó 24.353 euros, cuando no deberían superar los 4.000. Por diez puertas de chapa, de las cuales los inspectores solo pudieron constatar la existencia de siete, la entidad abonó 997 euros por cada una de ellas, cuando costaban menos de 300. Por el cambio de la sala del comité de empresa la Feria invirtió 19.572 euros, aunque los inspectores no pudieron «comprobar su ejecución». En la cocina industrial del pabellón de eventos, se pagó 3.650 euros por un lavavajillas que costaba 2.720 y 1.728 por un lavavasos por el que se debería haber abonado 1.100.