El viejo espectro que recorría la cumbre de Davos de 2009, tras la quiebra de Lehman Brothers, amenaza con ser la cuestión central de la reunión de este año. Asustados por el peligro de un aterrizaje duro en China, crisis de deuda en las grandes economías emergentes como Brasil y la posibilidad de un «estancamiento estructural» en las economías avanzadas, los inversores globales han retirado más de cuatro billones de dólares de los mercados financieros mundiales en las tres primeras semanas de enero, una entrada del año bursátil aún peor que la de 2009. No sólo se hunden los precios de materias primas minerales y del petróleo, sino que el crecimiento del comercio mundial es casi tan raquítico en estos momentos como en 2009, según informaba ayer el diario La Vanguardia.

Sin embargo, los primeros debates tratan de serenar los anímos. Así, China está lejos de entrar en recesión y no tendrá un «aterrizaje forzoso», si bien debe controlar su exceso de capacidad productiva y poner fin a cierta opacidad en la gestión de su economía, recomendaron ayer expertos que asisten al Foro Económico Mundial, según Efe. No obstante, el economista Nouriel Roubini consideró «improvisada y excesiva» la respuesta de Pekín a las turbulencias bursátiles.