Después de salvar a la alicantina Coepa y pactar un rediseño de sus estructuras, a la patronal autonómica Cierval le falta el si del Consell al aplazamiento de sus deudas por la formación para salvar el "match ball" que la atenaza desde hace meses. A saber: El 20 de diciembre, su asociada de Castelló, la CEC, tiene que devolver a la Generalitat en torno a 700.000 euros por cursos de formación mal gestionados. La organización, en preconcurso de acreedores, no puede hacer frente a esa deuda, así que es Cierval la que debe afrontar el pago. Pero resulta que Cierval tampoco tiene dinero.

Si la Generalitat le exige que pague, la patronal presidida por José Vicente González se verá obligada a ir al concurso de acreedores, que, por otro lado, no es una tragedia, como se ha visto en el caso de la Coepa, que lo ha superado eludiendo el 95 % de sus deudas (quita) y sin que a nadie se le haya ocurrido exigir responsabilidades a sus exgestores, tal como se vanaglorió la semana pasada su presidente en funciones, Francisco Gómez.

No obstante, Cierval ha pedido a la Conselleria de Hacienda un aplazamiento en el pago de esa deuda. La organización asegura que sigue a la espera de una respuesta que no se puede demorar demasiado y que es probable que sea afirmativa, dado los precedentes. Las fuentes consultadas aseguran que el Consell ya ha aplazado otro pago similar por un importe aproximado de 170.000 euros.

Demorar el pago de la deuda tiene como principal objetivo, además de evitarse el engorroso procedimiento judicial del concurso, ganar tiempo para poner en marcha la nueva estructura, a través de la cual „con empresas y sectoriales directamente asociadas„ la patronal autonómica espera garantizarse unos ingresos anuales que la hagan viable a futuro. La asamblea que debe reformar sus estatutos y dar vía libre a ese nuevo modelo en el que las provinciales pierden todo su peso „quedarán en el 30 % del total y no abonarán cuotas„ está convocada para el 20 de diciembre, es decir, el día límite para que el Consell cobre la deuda.